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Ya se van a poner nerviosos otra vez los perifoneros, troll$ y fanáticos del oficialismo. Pero una vez más el gobierno cartista de Santítere nos hizo pasar un papelón mundial, gigantesco. A eso se llama reculada. No tiene otro nombre más que reculada.
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Se hicieron del gallo con la DEA y le rajaron de la Senad el 6 de diciembre pasado, nota firmada dirigida a la Embajada de EE.UU. en Paraguay.
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No les dio el cuerpito para tan trascendental y descabellada decisión. ¿A quién se le ocurrió semejante idea para un país infestado por el crimen organizado? Evidentemente que la intención era dejar al Paraguay a merced del narcotráfico y sus tentáculos. De lo contrario, no se entiende por qué lo hicieron. Precisamente no fue para favorecer al pueblo paraguayo.
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Daba pena escucharle ayer a Santítere y a sus subalternos intentando justificar la reculada. Hasta ellos se marearon con los giros lingüísticos que hicieron para evitar decir que revieron su postura porque algún factor externo les advirtió de algo.
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Mientras tanto Jalil Rachid sudaba frío.
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Varias preguntas siguen sin respuestas: Si Jalil lanzó la iniciativa y la Codena aprobó, entonces Santítere les tiene que rajar a todos porque le hicieron pasar un papelón mundial y se vio obligado a recular una vez más.
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Si Santítere estuvo de acuerdo con rajar a la DEA de la Senad y luego cambia de postura, estamos ante un gobierno débil y peligroso.
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Como si fuera poco, la Seprelad de Liliana Alcaraz había sido que financió su encuentro formal y social con “aportes” de “donantes” del sector privado.
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¿Quién responderá esto? No había dinero público o se pidió ayudar de un selecto grupo del sector privado para propiciar un relacionamiento entre abogados que defienden a supuestos lavadores de dinero y los jueces que califican a los países que no combaten este flagelo.
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Como la Liliana tiene el fuerte respaldo del “Patrão”, es muy difícil que Santítere le pida informes y, mucho menos, que ordene su destitución.