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El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Perspectivas Económicas para las Américas 2024, pone a Paraguay en la cabeza de las proyecciones de crecimiento entre los países del sur de América, con un estimado del 3,8% en su Producto Interno Bruto (PIB). Este desempeño se destaca en un contexto en el que la desaceleración se generaliza, donde el promedio de crecimiento proyectado apenas alcanza el 1,9% y 2,7% para el 2025.
A nivel mundial, el FMI espera un crecimiento decepcionante, con un 3,2% similar al registrado en 2024. Las economías de India, China, Rusia y Estados Unidos tendrán una contracción entre 2024 y 2025. Mientras que Japón y Alemania se espera tengan mejor crecimiento.
En el caso de Europa se estima llegar al 0,8% para 2024 y al 1,2% para 2025. En India, el PIB será del 7% en 2024 y 6,5% en 2025. Las economías emergentes y en desarrollo, por su parte, crecerán un 4,2% en 2025, igual al año pasado.
Las economías del Caribe seguirán creciendo más rápido que el resto de la región y de forma sólida, debido al consumo privado y remesas; sin embargo, se prevé que desaceleren en 2025, debido a la baja en el turismo.
En cuanto a los riesgos futuros, el FMI advierte repuntes potenciales de los precios de las materias primas en medio de los conflictos geopolíticos actuales, así como de los efectos en cadena si China experimenta una contracción más profunda o prolongada de lo previsto en el sector inmobiliario.
El panorama regional: luces y sombras
El informe del FMI revela un panorama mixto en la región. Mientras que economías como Uruguay (3,2%), Brasil, Perú y Venezuela (3% cada una) muestran señales de recuperación. Otros países enfrentan desafíos significativos, Argentina, por ejemplo, se encamina hacia una contracción económica del -3,5%, impulsada por desequilibrios macroeconómicos y tensiones políticas internas.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, destacó durante la presentación del informe que “los países de América Latina y el Caribe enfrentan un contexto externo complejo, marcado por un crecimiento global moderado, mayores costos financieros y presiones inflacionarias que no ceden completamente”.
Paraguay a velocidad distinta
Para Rodrigo Valdez, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, “Paraguay es distinto, también se enfrenta a esta desaceleración, pero tiene velocidad más alta que el resto de los países grandes de la región”. Según Valdez, el país mantiene un dinamismo que le permite liderar el bloque del sur, aunque advirtió que es necesario acelerar el crecimiento en el mediano y largo plazo.
Sin embargo, agregó que Paraguay tiene un problema: “La política monetaria va al freno y la política fiscal en el acelerador”, refiriéndose a la necesidad de un equilibrio entre la política monetaria y fiscal. La deuda nacional también creció, pasó del 21% al 39% del PIB; es decir, de US$ 8.000 a US$ 18.000 millones.
En el caso de Paraguay, el FMI subraya factores que contribuyen a su resiliencia, entre ellos una política monetaria relativamente prudente y una inflación cercana a la meta del Banco Central del Paraguay (BCP). Además, la reciente mejora en los precios de los productos agrícolas y un manejo fiscal ordenado han sido claves para mantener la estabilidad económica del país.
Sin embargo, el FMI señala que, a pesar del sólido desempeño económico, Paraguay debe abordar importantes desafíos estructurales. Entre ellos, la necesidad de mejorar la eficiencia en la recaudación fiscal, fortalecer la gestión de la inversión pública, fomentar políticas que promuevan un crecimiento más inclusivo, avanzar con los ajustes de la caja fiscal y la Ley de La Función Pública y Servicio Civil.
Reformas pendientes
Para mantener el liderazgo en el sur de América, Paraguay debe avanzar en la consolidación fiscal. Aunque el país se encuentra en mejor posición que muchos de sus vecinos, el organismo advierte que es necesario reconstruir los márgenes fiscales y garantizar la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo.
En este sentido, la priorización del gasto en sectores clave como infraestructura, salud y educación, combatir la informalidad, controlar la inseguridad, el crimen y las aduanas, con el objetivo de asegurar mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos, son acciones que puede apuntalar y sostener el crecimiento nacional.
El organismo internacional propone reformas a las políticas fiscales: impuesto sobre la renta de las personas físicas, reformas institucionales para mejorar la eficiencia de la recaudación de impuestos, reforzar la gestión de la inversión pública en el clima y la presupuestación plurianual, mejorar la eficacia del Gobierno en la prestación de servicios públicos, reforzar el control de la corrupción y el Estado de derecho, reforzar las prestaciones (atención médica y desempleo) para hacer más atractivo el empleo formal y reforzar las políticas de protección del empleo.
Por otra parte, las reformas en curso van desde la ley de asociaciones público-privadas para incentivar la inversión privada en infraestructura, hasta la jubilación del sector público, marco de inversión de los fondos de pensiones, tarifas eléctricas y capacidades operativas/ financieras de la empresa pública de electricidad, normativa para quiebras que agiliza la salida de empresas.
Lea más: ¿Qué dijo el FMI sobre el déficit fiscal y la ley de la función pública?
Indicadores respaldan
Además del crecimiento económico, Paraguay se ha destacado por mantener una inflación controlada. En la última década, la inflación medida por el Índice de Precios al Consumidor se ha mantenido por debajo del 5%, salvo por el repunte registrado en el bienio pospandemia 2021-2022.
Al cierre de 2024, la tasa de inflación anual fue del 3,8%, un nivel reducido aunque acompañado por un aumento reciente en la inflación subyacente, que excluye precios volátiles como alimentos y energía. De cara a 2025, se prevé que la inflación se mantenga controlada, con una proyección del 3,7% anual, según el BCP, alineada con su meta de estabilidad de precios.
La deuda pública ha aumentado, pero permanece en un nivel relativamente bajo de alrededor de 40 por ciento del PIB. En julio de 2024, Moody’s mejoró por primera vez la calificación crediticia del país a grado de inversión. “Con la inflación cerca de la meta y el PIB cerca de su potencial, la economía está relativamente ordenada. Lo fiscal, sin embargo, aún no converge hasta donde debería”, subrayó Valdez.
Reacciones
Javier Charotti, viceministro de Economía y Planificación, destacó que las evaluaciones del Fondo representan un “voto de confianza en las políticas económicas del país”. Enfatizó en que Paraguay seguirá trabajando en reformas estructurales para consolidar su crecimiento y atraer mayores inversiones extranjeras.
Por su parte, líderes empresariales en Paraguay han señalado que, aunque las perspectivas son alentadoras, es crucial que el Gobierno implemente reformas profundas para mejorar el clima de negocios.
En un entorno regional marcado por la incertidumbre y el contexto mundial, Paraguay se posiciona como un modelo de cómo la prudencia macroeconómica y una visión a largo plazo pueden generar resultados macroeconómicos positivos.
Sin embargo, el reto está en pasar de lo macro a lo micro y al bolsillo y bienestar del ciudadano paraguayo. Un primer paso es ir hacia una gestión pública eficiente que genere servicios de calidad para todos sin excepción, un manejo responsable de recursos mediante procesos transparentes y ágiles, coodinados por funcionarios públicos capaces y alineados con el bienestar colectivo no partidista.
Factores que influyen en el crecimiento
- Envejecimiento de la población: A medida que la población envejece, la fuerza laboral puede disminuir, afectando así la capacidad de crecimiento sostenible.
- Productividad: La mejora en la productividad laboral y empresarial es crucial. Si no se logran avances significativos, el crecimiento puede estancarse.
- Inversiones extranjeras: La atracción de inversiones extranjeras directas puede estimular el crecimiento, generando empleo y tecnología.
- Entorno político y económico: La estabilidad política, un entorno económico predecible y seguridad jurídica son vitales para fomentar la confianza de los inversores.
- Innovación y tecnología: La adopción de nuevas tecnologías y la innovación en sectores clave impulsan la competitividad y el crecimiento.
- Políticas económicas: Políticas fiscales y monetarias coherentes y orientadas al crecimiento, promoviendo un clima favorable para negocios y consumidores.