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El reciente informe de Tendencias del Mercado Laboral del Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) y el Instituto Nacional de Estadística (INE) revela un desafío estructural que preocupa al sector productivo: el 76% de los trabajadores de Asunción y Central no cuenta con un título universitario ni con las competencias requeridas para atender las demandas del mercado actual y el 37% de las empresas tienen problemas en la contratación de colaboradores.
Estos datos, que provienen del análisis de 500 empresas de las áreas industrial, comercial y de servicios, desnuda una realidad conocida: la falta de mano de obra calificada es uno de los principales frenos para la productividad, innovación y competitividad de las empresas paraguayas, convirtiéndose en una amenaza al crecimiento empresarial en Paraguay.
Educación y mercado laboral: una brecha insostenible
Paraguay ocupa el penúltimo lugar en la última evaluación PISA (puesto 80 de 81 países), lo que evidencia serias deficiencias en matemáticas, lectura y ciencias. Siete de cada diez estudiantes no comprenden lo que leen, mientras que la tasa de abandono escolar y los bajos niveles de alfabetización profundizan el problema.
Para las empresas, la carencia de colaboradores con formación técnica o profesional se traduce en mayores costos operativos y una menor capacidad de adaptación al cambio tecnológico y la automatización.
La educación en Paraguay debe iniciar una gran reforma con miras a las tendencias globales, impulsadas por la automatización y la digitalización. El desafío está en dar paso a una educación más flexible, corta y práctica. Analizando el verdadero valor de las carreras de origen, que en la actualidad son cada vez menos importantes, mientras se abre la posibilidad para que los estudiantes puedan especializarse en el desarrollo de las carreras de acuerdo al contenido que les interesa, dejando atrás la brecha entre la academia y la realidad de la empresa.
“Las universidades tienen un rol clave en cerrar esta brecha, modernizando programas y adaptándolos a las tendencias globales”, asegura Alfonso Algora, consultor educativo internacional y decano de la Facultad de Ciencias de la Empresa de la Universidad del Pacífico.
Según Algora, las tres claves para resolver esta problemática incluyen: formación orientada al mercado laboral, con competencias técnicas y habilidades blandas; vinculación efectiva con el sector empresarial a través de proyectos conjuntos y consejos consultivos; y capacitación continua que responda a las demandas del mercado y las tendencias globales.
En una entrevista con ABC Negocios, el español Alfonso Algora desarrolló varios puntos que desnudan la brecha entre la realidad, la educación y los desafíos del sector productivo.
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¿Cuál es el principal desafío, enemigo y logro de las universidades en el país?
El principal desafío es cerrar la brecha entre la academia y el mercado laboral, actualizando los programas de estudio y fortaleciendo la vinculación con las empresas.
Como enemigos a batir la resistencia al cambio y la burocracia, que ralentizan la modernización de la educación superior. Necesitamos agilizar los procesos, innovar en métodos de enseñanza y enfocarnos a las demandas actuales.
El mayor logro es el reconocimiento de la educación como motor del desarrollo social y económico del país. Las universidades están cada vez más comprometidas con la excelencia académica, la internacionalización y la incorporación de tecnología e innovación. Un ejemplo es nuestra facultad, donde hemos logrado conectar a estudiantes con el sector empresarial mediante proyectos reales, actualizando programas de estudio y mejorando la oferta de posgrados y capacitaciones continuas.
El 76% de los trabajadores en Asunción y Central no posee un título universitario, ¿cómo reducir esa brecha?
Es una combinación de factores económicos, sociales y culturales. Las familias enfrentan limitaciones económicas, sumado a la falta de programas flexibles que se adapten a los horarios y responsabilidades de los trabajadores. Además, en algunos sectores persiste la percepción de que un título universitario no es indispensable para el éxito laboral, especialmente en ocupaciones técnicas o informales.
Para combatir esta realidad, es fundamental ofrecer opciones más accesibles y adaptadas, como modalidades nocturnas, virtuales y becas que alivien las barreras económicas. También es clave articular la educación técnica con la universitaria y promover una cultura que valore la educación como motor de desarrollo personal y profesional.
¿Las empresas se han volcado a capacitar a sus colaboradores en habilidades blandas, cuando la tendencia mundial es la automatización?
Las habilidades blandas ya están marcando y seguirán marcando la diferencia. Dicho esto, es responsabilidad de la academia formar en competencias a nuestros estudiantes con una visión de apertura al cambio tecnológico y al aprendizaje continuo en todas las áreas del conocimiento, ya que, sin excepción, se encuentran expuestas en mayor o menor medida a una proliferación de la tecnología y la automatización.
¿Hay una gran demanda por las certificaciones en manejo de datos, microsoft, PIM y metodologías de gestión ágil?
Esta demanda responde a la necesidad de adaptarse a un mercado laboral, impulsado por la transformación digital. Saber analizar y utilizar la información para tomar decisiones más acertadas y generadoras de valor; poseer certificaciones que garanticen que un profesional tiene las competencias necesarias para mejorar procesos y gestionar proyectos con estándares internacionales; o manejar metodologías de gestión ágil como Scrum o Kanban son aspectos clave en un entorno que exige rapidez, adaptabilidad y entrega de resultados.
¿Un ejemplo educativo de la región?
Soy defensor de los modelos duales de formación como el de Suiza, que ha sido adaptado en México, donde se enfocaron en sectores industriales clave –como el automotriz– en estados como Querétaro, donde los estudiantes alternan entre periodos de formación teórica en instituciones educativas y prácticas en empresas, asegurando que su aprendizaje sea relevante para el mercado laboral.
El éxito vendría determinado por el apoyo de cámaras empresariales que faciliten la implementación del modelo con un enfoque práctico y adaptado a las necesidades locales como sectores como el agroindustrial y el tecnológico.