Bioceánica: una oportunidad histórica de conexión para Paraguay y la región

El ambicioso diseño que unirá el Atlántico con el Pacífico se convierte en más que una ruta de transporte. Su impacto promete reconfigurar las dinámicas logísticas y económicas de América Latina, posicionando a Paraguay como un eje estratégico en el intercambio comercial global.

La ruta bioceánica que une a la región
La ruta bioceánica que une a la región

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El Corredor Bioceánico, una de las obras de infraestructura más ambiciosas en América Latina, promete transformar la conectividad regional y posicionar a Paraguay como un actor estratégico en el comercio internacional. Esta ruta terrestre unirá los océanos Atlántico y Pacífico, atravesando Brasil, Paraguay, Argentina y Chile. Más allá de su impacto logístico, abre puertas para el desarrollo económico, inversiones extranjeras y la diversificación de sectores clave en el país.

El megaproyecto, que abarca unos 2.290 kilómetros, según datos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), incluirá un tramo de 532 kilómetros, aproximadamente, que pasará a través del Chaco paraguayo; este hecho beneficiará directamente a unas 30.000 personas del departamento de Boquerón. En general, la obra conectará el centro-oeste de Brasil con los puertos del Pacífico en Chile, pudiendo multiplicar por 10 el movimiento de carga actual y disminuyendo prácticamente a la mitad el traslado marítimo.

Paraguay, el nodo estratégico

Con su posición geográfica privilegiada, Paraguay se convierte en un eje fundamental dentro del trazado de la Ruta Bioceánica. La iniciativa busca convertir a Paraguay en un polo logístico del centro del continente, compitiendo de alguna forma con el Canal de Panamá, que es por donde pasan muchas de las exportaciones que salen de Mato Grosso del Sur; un 40% de los productos desde esa zona van a China, es decir, se envían al Asia por el Atlántico. Se estima que los productos se ahorrarán unos 8.000 kilómetros de navegación con la Bioceánica.

El impacto económico de esta integración física es monumental. João Carlos Parkinson de Castro, ministro de carrera diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, señala que, aunque es difícil cuantificar con exactitud el crecimiento de la balanza comercial entre Brasil y Paraguay, las posibilidades son inmensas. “Hay una gran posibilidad de expansión de las exportaciones de leche, maíz y gas. Esto puede cambiar enormemente la economía del Chaco paraguayo y también permitir una mayor integración con Mato Grosso del Sur”, destacó.

Esta interconexión no solo impulsará segmentos tradicionales como la agroindustria, sino que también beneficiará sectores como el de la energía, vital para el desarrollo sostenible de ambos países.

Ruta bioceánica
Ruta bioceánica

La promesa de nuevos sectores

El Corredor Bioceánico no solo facilitará el transporte de mercancías; también es una puerta abierta para la expansión de sectores estratégicos. Según Parkinson de Castro, productos como el maíz y la leche tienen un potencial significativo para satisfacer la creciente demanda de la industria avícola y ganadera brasileña, que buscan incrementar su capacidad de producción.

Otro sector destacado es el energético. Paraguay, con su reconocida oferta hidroeléctrica, puede desempeñar un papel crucial en el suministro de energía a regiones vecinas. Sin embargo, Parkinson advierte que para aspirar a proyectos de alta tecnología, como la inteligencia artificial (IA), por ejemplo, Paraguay deberá incrementar su capacidad energética. “El desarrollo de la IA requiere infraestructuras muy demandantes en términos de energía. Por ahora, este es un desafío a futuro”, afirmó.

Grado de inversión como atractivo adicional

Paraguay recientemente alcanzó el grado de inversión, consolidándose como un destino más seguro y atractivo para los inversores internacionales. Marcos Troyjo, economista y exviceministro de Economía de Brasil, subrayó la importancia de este logro en el contexto del Corredor Bioceánico. “Tener grado de inversión es un diferencial extraordinariamente relevante, especialmente para atraer Inversión Extranjera Directa (IED). Esto no solo atraerá proyectos financieros, sino también aquellos de naturaleza infraestructural, clave para el desarrollo regional”, expresó.

Roberto Zamora, presidente del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL) Internacional, coincide en que la estabilidad macroeconómica y política de Paraguay es su mayor activo. Según Zamora, el grado de inversión también implica costos financieros más bajos, lo que beneficia tanto al Gobierno como al sector privado. “El Gobierno podrá acceder a préstamos a tasas preferenciales, mientras que los empresarios tendrán acceso a financiamiento más barato, incentivando aún más la inversión pública y privada”, afirmó.

Nueva etapa para el comercio

La Bioceánica promete no solo mejorar el flujo comercial entre Paraguay y Brasil, sino también entre los demás países involucrados en el proyecto. En palabras de Troyjo, “el movimiento global en términos de demanda de alimentos y energía beneficia tanto a Brasil como a Paraguay, gracias a sus ventajas comparativas”. Sin embargo, también advirtió sobre la necesidad de una mejor planificación conjunta. “Es fundamental que desde la región impulsemos proyectos como este, porque no surgirán de otras partes del mundo. La Hidrovía, los ferrocarriles y el Corredor Bioceánico son ejemplos de las oportunidades que tenemos al alcance”, reflexionó.

Desafíos por superar

A pesar de las expectativas, el Corredor Bioceánico enfrenta desafíos significativos. La coordinación entre los países involucrados será crucial para garantizar que los beneficios del proyecto se distribuyan equitativamente. Además, el impacto ambiental de una obra de esta magnitud no debe pasarse por alto, especialmente en zonas sensibles como el Chaco paraguayo.

Otro aspecto crítico es la necesidad de fortalecer la infraestructura logística complementaria, como puertos, líneas férreas y sistemas de almacenamiento. Sin estas inversiones, el potencial del corredor podría verse limitado.

Futuro de integración

El Corredor Bioceánico representa una oportunidad única para que el país fortalezca su integración con Brasil y el resto de la región. La obra no solo será un motor para el comercio, sino también un catalizador para la innovación y la cooperación internacional.

En palabras de Roberto Zamora, “Paraguay es ahora la joya de la corona”. Con una economía estable, políticas favorables y el apoyo de socios estratégicos, el país está bien posicionado para aprovechar al máximo esta iniciativa. Sin embargo, como enfatizan los entrevistados, el éxito del Corredor dependerá de un enfoque integral que combine visión estratégica, inversiones sostenibles y una sólida cooperación regional.

Progreso de las obras

El avance del Corredor Bioceánico ya muestra un progreso significativo en Paraguay. Este tramo, que conecta las ciudades de Carmelo Peralta, en el Chaco, con Loma Plata, va acercándose a un 50% de ejecución y se espera que la obra esté completa en su totalidad para finales del 2026 o inicios del 2027. Este progreso es crucial para posicionar al país como un actor estratégico en el comercio global, al facilitar el tránsito de bienes entre los citados océanos.

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El proyecto en Paraguay cuenta con una inversión promedio superior a los US$ 450 millones, con financiamiento proveniente del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem). Este aporte financiero subraya el compromiso de los países miembros para garantizar que la obra tenga un impacto regional positivo. La calidad del pavimento y los puentes construidos a lo largo de la ruta refuerzan las expectativas de que el corredor será una vía confiable y eficiente para el transporte de mercancías.

Mirando hacia la conectividad

El ministro João Carlos Parkinson de Castro recalcó que la Bioceánica no solo mejorará la conectividad entre ambos países, sino que permitirá una integración más profunda con regiones como Mato Grosso del Sur, una de las principales zonas agrícolas de Brasil. Actualmente, los esfuerzos están enfocados en completar los tramos restantes de la ruta en Brasil, Argentina y Chile, para que la infraestructura alcance su pleno funcionamiento.

En el caso paraguayo, la Bioceánica se convierte en un catalizador para el desarrollo chaqueño, una región históricamente marginada. El mejoramiento de los caminos de acceso, así como las conexiones logísticas hacia los principales puertos del país, serán determinantes para atraer inversiones en áreas como la agroindustria, la ganadería y la generación de energía.

Desafíos logísticos y ambientales

Aunque el progreso es alentador, las obras enfrentan desafíos que deben ser atendidos con urgencia. En algunos tramos del corredor, especialmente en zonas del Chaco, las condiciones climáticas extremas han retrasado parcialmente el cronograma original. Estas dificultades refuerzan la necesidad de contar con una planificación flexible que permita adaptarse a imprevistos sin afectar los objetivos generales del proyecto.

En cuanto al impacto ambiental, los expertos destacan que la construcción de una ruta de esta magnitud implica cambios significativos en el entorno natural. Por ello, los gobiernos de los países involucrados han implementado medidas de mitigación para minimizar los efectos negativos en la biodiversidad. El MOPC, por ejemplo, ha informado sobre la reforestación de áreas afectadas y la implementación de pasos de fauna para proteger a las especies locales.

Un futuro promisorio para la región

Con el megaproyecto en marcha, Paraguay avanza hacia un futuro de mayor integración y competitividad en los mercados internacionales. Las obras no solo representan una mejora en la infraestructura vial del país, sino que también consolidan su posición como un puente estratégico para el comercio entre los océanos. Este ambicioso proyecto es un testimonio de la capacidad de la región para trabajar en conjunto hacia metas comunes y de largo plazo.

Al completarse, el corredor permitirá tiempos de transporte exponencialmente más reducidos, costos logísticos más bajos y un flujo comercial más eficiente. Estos beneficios no solo se traducen en mayores oportunidades económicas para Paraguay, sino también en un crecimiento más equilibrado y sostenible para toda América del Sur.

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