Vivir aislados por la desidia

Cinco años pasaron desde el inicio de las obras de un empedrado de 21 kilómetros que debería ayudar a los habitantes de la colonia Cleto Romero, en Caaguazú. Los trabajos siguen inconclusos y el tramo es intransitable.

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“Vivimos aislados”. La frase se repite, natural, entre los pobladores de Cleto Romero. Esta colonia habitada por unas 3.000 personas forma parte del distrito de Carayaó, en el departamento de Caaguazú y está ubicada a unos 190 kilómetros de Asunción.

La colonia es una localidad tranquila y sus pobladores son un ejemplo claro de la cordialidad tan característica de las ciudades del interior. Al ver llegar a los vehículos saludan con la mano levantada, a pesar de que no estén seguros de quienes son los que pasan.

Utilizando la ruta II “Mariscal Estigarribia” y continuando luego por el tramo de ruta que une Coronel Oviedo con Santaní hasta llegar al desvío que lleva a la colonia, el viaje desde la capital no debería tomar más de tres horas y un poco más.

O al menos así debería ser.

Cleto Romero se encuentra ubicada en el límite entre los distritos de Carayaó (Caaguazú) y Juan de Mena (Cordillera). Para salir a la ruta principal, el camino más corto es ir hasta el casco urbano de Carayaó, distante a unos 21 kilómetros. El gran problema es que la ruta que conecta a esta pequeña localidad con ambos distritos se encuentra totalmente intransitable.

Las pésimas condiciones del camino se acentúan aún más en los días de lluvia. Sufrir algún accidente o dar a luz son cosas que no se recomiendan en jornadas en las que las condiciones climáticas no son favorables. “Hace algunas semanas quisimos trasladar a un paciente en una camioneta y no pudimos pasar. El agua era muy fuerte”, relata Mabel Escobar, quien trabaja como enfermera del pequeño puesto de Unidad de Salud Familiar (USF) de Cleto Romero, un puesto que trabaja de lunes a viernes de 07:00 a 15:00 y con una sola médica para atender a un promedio de 20 a 25 personas y sin ambulancia alguna.

Los casos de mujeres que dieron a luz a sus hijos en asientos de algún automóvil en pleno camino son varios en la comunidad. “Debemos cruzar los dedos todos los días para que no llueva o no se den accidentes graves o partos complicados”, reconoce una funcionaria del puesto de salud que solicitó permanecer en el anonimato.

Es por ello que cuando en febrero de 2010 se realizó la palada inicial de la construcción del empedrado de la ruta que lleva a Carayaó, una esperanza importante llegó hasta los pobladores.

El evento, del que participó el entonces presidente de la República, Fernando Lugo, junto a su ministro de Obras Públicas, Efraín Alegre y el senador Sixto Pereira, fue una verdadera fiesta. Se presentaron actos culturales y hasta asistieron miembros de asociaciones de jinetes. “Durante la campaña no pudimos venir”, recordaba el mandatario para luego relatar que durante su gira previa a las elecciones generales de 2008 no pudo ingresar hasta la colonia debido a las pésimas condiciones del camino.

“Es poco”, reconocía Lugo durante su discurso en el acto oficial. No era para menos, los pobladores habían esperando más de dos décadas para que un gobierno se dignara a dar respuestas a sus reclamos de un camino en condiciones.

Pero ni siquiera lo poco pudo concretarse. La empresa Inducom S.A. fue la adjudicada para realización del empedrado, que además debía incluir canalización de algunos cauces que pasan por algunos puntos de la zona. El plazo de entrega de 24 meses, con la posibilidad de una extensión máxima de 36 meses en caso de que existieran inconvenientes.

Han pasado cinco y seis meses desde que se realizara la palada inicial y la obra sigue inconclusa.

De los 21 kilómetros de ruta que une Cleto Romero con Carayaó, unos 10 se encuentran en condiciones totalmente intransitables. Existen sí algunos tramos de empedrado que facilitan el tránsito, pero los que quedaron sin asfaltar se convierten en insorteables durante las jornadas de lluvia.

Habitualmente, el recorrido del camino es preferible realizarlo en camionetas 4x4. El pequeño automóvil del viaje estuvo a punto de quedar varado en reiteradas ocasiones y en una, un gran barranco al costado derecho de la ruta se convierte en un verdadero peligro para la vida de quienes circulan por ahí.

Si bien el camino rumbo a Juan de Mena se encuentra también en pésimas condiciones, utilizarlo ni siquiera es opción porque viajar por ahí significaría recorrer más de 100 kilómetros para llegar hasta Caacupé, donde podrían encontrar un hospital de alta complejidad.

Apenas unos días antes de la visita de nuestra comitiva, un joven motociclista que circulaba por la zona trató de pasar lo que parecía un charco superficial y cayó en un pozo, golpeando su cara contra el suelo y terminando con graves lesiones.

Para casos de urgencia, se debe llamar hasta el centro de salud de Carayaó a fin de que envíe su ambulancia, que debe recorrer los 21 kilómetros de camino, incluyendo los 10 que se encuentran en pésimas condiciones o pedir ayuda a algún vecino que cuente con camión u otro vehículo 4x4.

Si para las urgencias conseguir un vehículo para realizar traslados, para situaciones “normales” también hay muchos problemas. Es que hasta Cleto Romero llegan solo dos colectivos por día, así que si alguien quiere ingresar luego de que pase la hora de estos buses, debe hacerlo caminando, incluso hasta altas horas de la noche. Varios son los estudiantes universitarios que luego de sus extenuantes jornadas deben realizar estas travesías, esperando encontrar algún vecino solidario que los lleve.

Otros, con mayores posibilidades económicas o que realizan grandes esfuerzos, viven en Coronel Oviedo para terminar sus estudios superiores, y los fines de semana regresan a sus casas para compartir con sus familias.

Cuando pararon los trabajos, la empresa Inducom justificó el hecho diciendo que no habían alcanzado los G. 17.000 millones que pagó el Estado. Así se lo dijeron a los pobladores en una reunión. Ni rastros quedan de la intención de construir un empedrado en esta zona.

Según les dijeron a los pobladores, la empresa que dejó de trabajar hace más de dos años ya ni siquiera existiría, debido a que habría sido declarada en quiebra. “Al parecer el proyecto fue hecho desde Asunción sin tener en cuenta las complicaciones del lugar”, relata un profesor de la zona”, relata uno de los profesores de la escuela local.

Lo llamativo es que según figura en el informe del 2013 del MOPC el camino ya estaba terminado en un 96%, es decir más de 20 kilómetros.

Pobladores de Cleto Romero que viven actualmente en Asunción organizaron reuniones para solicitar soluciones y desde el gobierno les dijeron que se realizaría un nuevo llamado a licitación para completar las obras.

Mientras tanto, miles de pobladores de esta pequeña colonia ubicada en el límite entre los departamentos de Cordillera y Caaguazú viven aislados como consecuencia de las décadas de desidia estatal. Una realidad que se repite en tantas localidades de todo el territorio paraguayo.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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