Viuda negra: primer caso, casi calcado

Las investigaciones en torno a la muerte del primer marido de Gladys Andrea Garay, la enfermera apodada “Viuda negra”, arrojan más datos que refuerzan la teoría fiscal de que se dedicaba a hacer golpes de seguro.

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El primer marido de la enfermera, Gerardo Ramón Ferreira Delvalle, murió el 3 de abril de 2015, solo tres días después de que entrara en vigencia la póliza de seguro por muerte que contrató y de la que solo la sospechosa era beneficiaria, detalló la fiscala María José Pérez.

De acuerdo al informe proveído por Aseguradora del Este, el 17 de marzo de 2015 el hombre contrató el seguro de vida, por muerte o invalidez permanente, el cual entró en vigencia el 30 de marzo, y la muerte sucedió el 3 de abril, cuando solo se había realizado un pago del mismo, por G. 25.000.

La única beneficiaria, Gladys Andrea Garay, recibió la suma de G. 50 millones tras concluir los trámites, el 22 de diciembre de 2016, sostiene la respuesta de la aseguradora.

 “La causa de muerte habría dudosa, por ello se abrió una investigación en la Fiscalía de Capiatá. La misma (Gladys) obtuvo un archivo de la causa y cobró el seguro en diciembre del 2016”, mencionó.

En el informe sobre la causa de muerte presentado a la aseguradora figuraba como “infarto” en su lugar de trabajo, durante la Semana Santa de aquel año. Sin embargo, familiares habían relatado que el cadáver presentaba rastros de que se había defendido de alguien antes de morir, indicando que el fallecimiento no habría sido natural sino provocado.

Como si no fuera suficiente, las investigaciones revelaron otro hecho aún más llamativo: de acuerdo a los familiares de Gerardo Ferreira, ellos ya estaban separados mucho antes de contratar el seguro. “De hecho, según la imputada, la relación sentimental con el segundo marido muerto (Juan Antonio López Cantero) empezó en 2013, dos años antes de la muerte del primer marido”.

Anunció que esta semana se realizaría la necropsia de los restos de López Cantero, como anticipo jurisdiccional de prueba para determinar exactamente qué tipo de arma se usó para el asesinato.

Al igual que en este caso, el mecánico López Cantero murió poco después de contratar un millonario seguro de vida por la suma de G. 300 millones, que se duplicaría si la muerte era violenta. De hecho, esta misma cláusula también estaba en el seguro de vida del primer marido.

Uno de los implicados, Joel Servián Leite, confesó ante las autoridades que la “Viuda negra” fue la que planeó el crimen, simulando un asalto domiciliario, situación en la que se cometió el asesinato.

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