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Javier Medina buscaba a su madre desesperadamente, hasta este fin de semana, cuando el curso de su vida empezó a recuperar su verdadero sentido.
De familia muy humilde, la vida lo llevó a sobrellevar varias circunstancias. Hace 13 años, sus padres se separaron y tuvo que criarse con su abuelo. Poco tiempo después, empezó a trabajar, dejando atrás la tierna niñez. Actualmente vive en Loma Ruguá, Nueva Londres, cerca de Coronel Oviedo, lugar donde trabaja como peón estanciero, a cargo del señor Víctor Agüero (50).
“Pasé momentos muy difíciles en la vida: la soledad, la tristeza, la depresión que me llevaron en un momento dado hasta a querer suicidarme, pues pensaba que la vida ya era demasiado dura conmigo”, escribía Javier en una misiva dirigida a la periodista Mabel Rehnfeldt.
Por estos días, además de peón, trabaja como tractorista, chofer y estudia Inseminación Artificial. Pero –a pesar del crecimiento– el dolor seguía, persistente, en sus días. “Me falta algo que hoy en día busco con toda el alma, a diario, casi con desesperación”, señalaba.
Su dolor era la ausencia de su madre, la señora Norma Beatriz Gómez Zaracho, de quien no tenía noticias desde hacía 14 años. “Daría todo en la vida por llorar en hombros todas mis tristezas, contarle mis problemas y escuchar sus consejos”, decía.
La búsqueda no cesaba. Acompañado de Víctor Agüero, administrador de la estancia donde trabaja, recorrió distintos puntos del país como Ñemby, San Bernardino, Capiatá, Fernando de la Mora… siempre tras las pistas del paradero de su madre.
Este domingo, mientras recorrían la zona de la Villa Policial, en Moras Cue, Luque, tuvo lugar el enlace definitivo. “Fuimos a buscar a alguien que podía conocerla. Mientras preguntamos, apareció un hombre en una camioneta que justo preguntaba una dirección. Escuchó el nombre de la persona que buscaba, y no dudó en decir: ‘Yo soy tu tío, yo soy el hermano de tu mamá’”, comenta Agüero. Fue entonces cuando se dirigieron hasta el kilómetro 21, Capiatá, para lograr el esperado reencuentro con su mamá. “Fue una cosa indescriptible. La felicidad se reflejaba en los rostros”, comenta. Su madre, Norma Gómez, estalló en llanto y presentó a su hijo a sus cuatro hermanos.
El plan, de ahora en más, es encontrar un tiempo para compartir gratos momentos. Por el momento, ya hay fecha fijada: el próximo 10 de setiembre, cuando Javier cumpla 17 años. Esta vez, con su madre al lado para cantarle el ‘Feliz cumpleaños’.