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“Estoy bien, estoy bien de salud y físicamente. No quiero que se preocupen por nada, no se quebranten por anda. En cualquier momento, si Dios quiere y la Virgen, nos vamos a reunir”. Esas palabras fueron las que dedicó el suboficial Edelio Morínigo a sus padres en el video que el grupo criminal EPP dejó como prueba de vida el pasado 22 de octubre. Tuvieron que pasar 111 días de sufrimiento para que la familia del joven agente de la Policía volviera a saber algo de él, a través de un video en el que él y Arlan Fick aparecen rodeados de bombas y hombres fuertemente armados.
La alegría de saber con vida a Edelio fue dejando lugar casi enseguida a la desesperación de saber que otra vez, como ya lo habían hecho en setiembre, los criminales ponían un plazo para acabar con la vida del suboficial.
En el mismo video en el que por primera vez mostraban a Arlan Fick y Edelio Morínigo con vida, los criminales plantearon por tercera vez un canje; otra vez pretendían utilizar la vida humana como moneda de cambio. “Damos una última oportunidad al gobierno para canjear a seis epepistas, prisioneros políticos del gobierno de los ricos, por el sub oficial Morínigo, prisionero de guerra del Ejército del Pueblo”, rezaba el comunicado leído por Alejandro Ramos.
Representantes del gobierno repitieron en reiteradas oportunidades que aceptar la negociación con el grupo criminal iba contra la legalidad y el estado derecho, por lo que estaba totalmente descartado. El plazo establecido por la banda responsable de varios secuestros en los últimos años vence este sábado.
Esta es la segunda vez que el grupo criminal acusado del secuestro de casi una decena de personas desde 2002 y de la muerte de más de 40 civiles, policías y militares plantea usar a Edelio como moneda de cambio. La primera vez fue el pasado 30 de setiembre, cuando le exigió al Gobierno liberar a seis de sus miembros presos a cambio de la vida de Edelio Morínigo.
El grupo criminal puso el 14 de octubre como fecha tope para el intercambio; de lo contrario, iba a asesinar al uniformado.
Sin embargo, el plazo se cumplió y no hubo negociación; tampoco el EPP ejecutó a Morínigo.
En medio de la desesperación, familiares de Edelio plantearon en los últimos días que en caso de que los criminales llegaran a ejecutar al suboficial que el Estado también haga lo mismo con uno de los miembros del grupo que se encuentran condenados por los varios crímenes en los que se vieron envueltos.
Edelio había sido raptado el pasado 5 de julio, cuando en compañía de un grupo de amigos ingresó a una zona boscosa mientras iban de caza. Una vez en el lugar fueron sorprendidos por hombres fuertemente armados que resultaron ser los componentes del grupo criminal EPP, los amigos del suboficial fueron liberados horas después con la promesa de que él les seguiría pero que se trataba de una cuestión de tiempo. Más de 48 horas después y atendiendo a que Morínigo no regresaba, se decidió dar avisos a las fuerzas del orden que tardaron otras 24 horas en comenzar las búsquedas.
El grupo criminal, que dice defender los intereses de los pobres pero que en realidad tiene a éstos como sus principales víctimas, vuelve a usar el chantaje y la vida humana como una moneda de cambio. Mientras tanto, una familia sufre el miedo de saber que uno de sus miembros, el soporte de padres y hermanos, pueda aparecer muerto.