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Esta situación se vive hace ya una semana, luego que el servicio de balsa se haya suspendido porque un automóvil cayó y falleció ahogado el chofer. Motos, mercaderías, mujeres con bebés en brazos, estudiantes, atraviesan la corriente del cauce hídrico en la pequeña embarcación y solicitan un puente ya que dicen estar incomunicados.
A la altura del kilómetro 34 de la ruta VII, se ingresan 12 kilómetros hacia el Sur y se llega al río Monday. El camino está empedrado por unos 4 kilómetros luego es de tierra, en muy malas condiciones durante varios tramos. El cauce hídrico une Minga Guazú con el barrio Pengo San Miguel, de Los Cedrales. Una balsa unía ambas orillas desde hace unos 20 años, cuando fue entregada a la comisión de fomento del citado barrio por la Gobernación del Alto Paraná.
El servició de balsa no estaba habilitado por el Ministerio de Obras Públicas, sino que era responsabilidad de la Comisión de Fomento de Pengo San Miguel, explicó la integrante de la organización, Rosa Domínguez, de 30 años de edad, quien vive en ese barrio desde que nació.
La balsa funcionaba sin barreras de protección en los costados de acceso y carecía de salvavidas para los viajeros. El sábado 16 de enero, cuando iban a pescar, abordaron la balsa a bordo de un automóvil, Sebastián Leguizamón Castillo, Antonio Paniagua Gamarra y Hugo Andrés Ríos. Cuando la balsa estaba a mitad de la travesía, el responsable de la embarcación pidió a los amigos que retrocedan un poco el rodado.
Sin embargo, al ir marcha atrás, el automóvil directamente cayó al agua. Nadando, Sebastián y Antonio consiguieron ganar la orilla y salvarse, pero Hugo Andrés, que conducía el rodado, se hundió con él y perdió la vida.
Desde entonces, el servicio de balsa fue suspendido por responsables de la Marina, explicó Rosa Domínguez, y pasó a utilizarse el bote de Angel Duarte, quien vive a orillas del Monday. A diario el hombre realiza más de 20 viajes, cobrando Gs.10.000 ida y vuelta a los motociclistas y Gs.2.000 a las personas. Mujeres con niños, personas enfermas, dueños de almacenes que quedaron sin provistas, trabajadores y estudiantes, atraviesan en la pequeña embarcación, sin ningún tipo de seguridad, la fuerte corriente del caudaloso río.
Domínguez señaló que ese es el único modo que tienen de llegar rápidamente a zonas pobladas, porque el centro urbano de Los Cedrales queda a 45 kilómetros por tierra y, si pretendiera hacer ese trayecto para llegar a Minga Guazú, deberían cruzar primero por Presidente Franco y Ciudad del Este. En estas condiciones, los vecinos piden que se vuelva a habilitar la balsa, mientras se construye el puente que han solicitado en más de una oportunidad.
“Nuestra única salida es cruzando el río, por más riesgoso que sea. Ya nos reunimos con los intendentes de Los Cedrales y Minga Guazú y ellos se comprometieron a ayudarnos con la balsa, para que haya salvavidas y demás, y que la Marina la habilite de nuevo. En realidad, necesitamos un puente de todo tiempo, pero mientras tanto, al menos la balsa nos ayuda a comunicarnos con la zona urbana”, señaló Rosa Domínguez.
La Comisión de Fomento estaba cobrando por el uso de la balsa, Gs.5.000 a automóviles, Gs.2.000 a motos y el servicio era gratis para pedestres. Del dinero recaudado, el 5% era para la escuela del barrio, el 10% para la iglesia, y el 75% restante era para el mantenimiento de la embarcación y para pagar al hombre que realizaba los viajes, trabajo en el cual se turnaban los vecinos.