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Se llama “Plan maestro de la reconversión urbana del Puerto de Asunción” y tomó casi por sorpresa a la población. A través de éste se buscará ocupar unas 22 hectáreas con sedes de ministerios, comercios, una terminal de metrobús, estacionamientos y apartamentos privados. De esa cantidad de terrenos, 2,5 hectáreas serán usadas para construcción de las nuevas sedes de las carteras de Estado: el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET), de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS), de Educación y Cultura (MEC), de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat).
Actualmente, lo que está en marcha es esto último. Para ello, se maneja un presupuesto de US$ 55 millones: US$ 35 millones de los ministerios y US$ 20 millones de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Para el proyecto de las otras estructuras, las que ocuparán más hectáreas, se estima una inversión de US$ 300 millones, dinero que aún no está disponible.
El proyecto generó un debate profesional entre arquitectos y urbanistas, pero se piensa muy poco en el ciudadano. Es más, pocos saben qué es lo que se hará en ese sitio. Surgen las preguntas sobre qué pasará con el barrio San Jerónimo, qué pasará con el comercio del centro de Asunción –que ya sufre por demás un severo abandono diario– y de si es o no conveniente una construcción en esa zona solo para generar recursos al Estado.
El arquitecto Sergio Ruggieri afirmó en conversación con ABC Color que no hubo ni hay un debate entre profesionales para plantear los problemas que pueden surgir con la aplicación de este plan maestro. Una de sus preocupaciones es, por ejemplo, que el Ministerio de Obras Públicas prevé construir los ministerios en los terrenos “más desfavorables” de las 22 hectáreas. Dijo que las sedes de las carteras de Estado deben estar en los mejores sitios para resaltar los emblemas del Gobierno. Otra de las preocupaciones es la altura de los edificios de los ministerios, que finalmente pueden tapar la visual del mirador de la Loma San Jerónimo y su privilegiada vista a la Bahía de Asunción.
Pero lo que más les preocupa a los arquitectos Ruggieri y José Cubilla, con quien también conversó este diario, es qué pasará con el centro de Asunción en momentos en que la Municipalidad de la capital busca revitalizar una zona bastante olvidada. Si el polo comercial se traslada a la zona del Puerto –dice Ruggieri– ¿cómo quedará el microcentro de la capital?
La Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) se pronunció al respecto y manifesta que este plan maestro, el de las 22 hectáreas, “no fue objeto de un concurso público ni de consultas previas a un considerable sector de los actores involucrados. El formato con que fue elaborado no condice con un modelo participativo de gestión urbana”. Además, aseguran que no hay un estudio de impacto ambiental que la obra puede causar en la zona.
“La FADA UNA solicita a las autoridades públicas pertinentes la suspensión del Concurso actualmente en proceso y la revisión profunda tanto de los fundamentos, características y alcances del Plan Maestro como de las condiciones bajo las cuales se han planteado el crédito del ente financiador externo (BID) y su contrapartida pública y privada”, remarca el pronunciamiento.
Por ejemplo, ABC Color publicó el pasado 20 de mayo que el BID justamente había impuesto un arquitecto argentino para las obras en el Puerto sin haber dado participación a los profesionales locales en un proyecto de infraestructura de tal envergadura. Solo se llamó a concurso público –que está abierto hasta el 6 de junio– para el proyecto de las oficinas ministeriales. Los premios son exiguos para los arquitectos en comparación a los precios de mercado. El arquitecto o el estudio que resulte ganador obtendrá G. 160 millones y un contrato por G. 400 millones para el desarrollo final de su propuesta. El segundo recibirá G. 80 millones y el tercero, G. 50 millones. Hasta el lunes hubo unos 110 equipos o individuales postulantes a este concurso.
Otro de los cuestionamientos es que este plan que se quiere llevar adelante en el puerto no condice con el Plan Centro Histórico de Asunción (PlanCHA), que se dio a conocer el año pasado luego que la empresa española Ecosistema Urbano haya ganado el concurso en 2014 para desarrollar una estrategia para revitalizar el centro de la capital del país. El PlanCHA recomienda solo construir unos cuatro edificios en la zona del Puerto y luego convertir todo en un ecosistema que sea correlativo y sostenible con la bahía de Asunción (parques, terminales fluviales, etc.). Es decir, ni el propio MOPC hace caso a un proyecto premiado por el Gobierno a través de la Secretaría de Cultura.
Cynthia Yanes, coordinadora de la Unidad Ejecutora de Reconversión Urbana, dio su versión sobre estos cuestionados puntos en conversación con ABC Color. Sobre el caso de qué pasaría con el centro manifestó que la idea del plan del Gobierno es convertir la zona en habitable mediante viviendas.
En relación a qué pasaría con la Loma San Jerónimo y su mirador, así como con los atractivos del barrio, Yanes manifestó que era una cuestión que le “preocupaba” y que existe una posibilidad de no construir edificios de más de ocho pisos para los ministerios que irán a esa zona. La zona donde estarán las sedes de las carteras de Estado queda casi frente al mirador.
Por otro lado, en relación a la ubicación de los ministerios en las zonas “menos favorecidas” de las 22 hectáreas, dijo que los arquitectos que cuestionan ese punto ven el proyecto “como arquitectos y no como urbanistas”.
Yanes comentó además que el proyecto estaría “en 20 ó 30 años”, ya que se debe juntar dinero desde el sector privado para poder construir las demás dependencias. Aseguró que no se volvió a llamar a otro concurso para el plan maestro porque es una cuestión que se viene haciendo desde 1996 y que no querían cambiar “plano tras plano”.
La situación genera un debate no solo sobre qué se hará con el dinero, sino cómo se hará este proyecto que al parecer tiene varias aristas: desde un financista que impone sus reglas (el BID), como así también un interés más comercial que urbano. La necesidad del debate sobre este punto es urgente y necesaria.