Excombatiente lamenta la indiferencia de las autoridades

MARIANO ROQUE ALONSO. El único excombatiente de la Guerra del Chaco sobreviviente en esta localidad es don Enrique Galeano Moreno, quien reside en el barrio Santa Librada. Nos recibió en su vivienda y dijo que lamenta la indiferencia de las autoridades.

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Don Enrique nació en esta ciudad el 15 de julio de 1909, en este mismo barrio, Santa Librada, pero en aquel tiempo pertenecía al distrito de Santísima Trinidad (Asunción). Nunca se casó, pero tuvo 9 hijos con Froilana Galeano, quien ya falleció. Es fanático del club Cerro Porteño, y en junio pasado usó los colores de su club para adornar su fiesta por sus 107 años.

En su relato, don Galeano dijo: “Estoy muy bien, che karu ha che resãi ha avy'a che nieto kuérandy (soy comilón, estoy sano y me alegra estar con mis nietos)”.

Lamentó que hoy en día todo el esfuerzo que realizó con sus hermanos no sea tenido en cuenta por las autoridades, teniéndolos en el más profundo olvido.

Estuvo en la guerra con solo 17 años, en el frente de batalla, junto a otros dos hermanos, Fernando y Pablo Galeano, el primero había terminado su servicio militar en Bahía Negra y falleció en la guerra.

“Pablo y yo regresamos juntos y con el tiempo fuimos a buscar el cadáver de mi hermano para darle cristiana sepultura”, rememoró.

Relató que su hermano Fernando estuvo con el Tte. Adolfo Rojas Silva, cuando lo mataron los bolivianos. “Mi hermano atropelló un destacamento boliviano y mató al centinela, más tarde fue ejecutado por los bolivianos a causa de eso. Aquel, hecho fue el que desató la guerra”, recordó don Enrique.

Don Galeano pasó momentos amargos durante la contienda; primero, abriéndose camino en las picadas y los cañadones chaqueños. Estuvo como conscripto, en el establecimiento militar de Boquerón, rodeado de fieras y alimañas.

De ahí Galeano ingresó a la guerra, porque justamente su regimiento “General Díaz” fue el primero en protagonizar una de las más sangrientas batallas, la de Boquerón. “Muchísimos compatriotas murieron en esos primeros enfrentamientos, por falta de armamento, además comíamos hojas de cualquier planta, raíces y para nuestra sed no había otra cosa que nuestro orín o plantas de cactus”, relató.

El veterano mencionó que pasaron terribles momentos en otras batallas, pero lo peor fue cuando estuvieron 19 días en un monte, sin agua y sin comida.

Pero, sus penurias no terminaron allí, porque después cayó prisionero y allí volvió a sufrir torturas, sin alimento, sin ropa. Dos años y un mes estuvo bajo el dominio de los bolivianos, recordó.

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