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Mauricio Colmán y María Raquel Riveros denunciaron el 29 de diciembre que su hija de tres meses fue robada mientras dormía en una hamaca en el patio de su casa en el barrio Golondrina de Villa Hayes.
Tomaron intervención en el caso el fiscal Gabriel Ramírez Palumbo y la agentes de la comisaría de Villa Hayes.
Un trago amargo y doloroso tuvo que beber en el Año Nuevo la familia Colmán-Riveros, en medio de la incertidumbre de saber qué sucedió con su pequeña Dana.
Agentes del Departamento de Antitrata de Personas de la Policía Nacional se movilizaron en toda la parte chaqueña, pero sin éxito.
Sin embargo, Mauricio Colmán, en medio de su desesperación y al no encontrar una respuesta o tal vez una contención sicológica, el jueves 3 de enero se encadenó a un árbol frente a la sede del Ministerio Público de Villa Hayes.
“No me voy a ir de acá hasta que aparezca mi hija” y “porque somos pobres no nos hacen caso” fueron algunas de las frases que dijo Mauricio Colman ante los diferentes medios de comunicación que se hicieron presentes en el lugar, para contar su dolorosa historia.
El mismo Colmán, luego de recuperar a su hija, agradeció de corazón a la Policía por su trabajo, pero se despachó con todo contra el fiscal Ramírez Palumbo. Colmán, dijo que el fiscal lo trató de payaso y que hizo caso omiso a sus ruegos.
En horas de la tarde del jueves 3 de enero, una comitiva policial ya rondaba la zona de Toro Pampa, Chaco, hasta donde llegaron luego de recibir varias denuncias de que una mujer apareció con una bebé que decía era su hija, pero nunca nadie la vio embarazada.
Los policías viajaron casi 800 kilómetros para llegar hasta el lugar y allí encontraron a Ana Carolina González Ramos (32), quien efectivamente tenía una bebé en brazos y al ser interrogada dijo que era su hija; incluso, mostró un documento que la inscribió el 27 de diciembre en el Registro Civil de Villa Hayes como su hija.
Sin embargo, todo apuntaba a que se trataba de una trama maligna y que la pequeña era Dana. Finalmente, todo el castillo de mentiras se cayó y se supo que efectivamente Ana Carolina mentía y, es más, ella ya tenía un antecedente por un hecho similar de robo de bebé.
Los padres de Dana llegaron hasta la zona chaqueña y reconocieron a la pequeña como su hija. Ana Carolina fue detenida y llevada a Villa Hayes.
La familia Colmán-Riveros volvió a estar completa y, en medio de la felicidad inconmensurable, dijo que nunca más iban a dejar un segundo sola a su hija.
Si bien la parte del reencuentro ya llegó a su final y todo terminó con Dana sana y salva, se comenzó a escribir la otra historia: la judicial.
Ana Carolina González debía responder por sus actos, y aparecieron sus cómplices Digna Rosa Ojeda y Juana Evangelista Moreno, quienes acompañaron a la mujer a inscribir a la bebé como su hija.
El fiscal Ramírez Palumbo imputó a las mujeres, para quienes solicitó prisión. El juez de Garantías Blas Cabriza aceptó el pedido y hoy las tres mujeres guardan reclusión en el Buen Pastor.
La intención de Ana Carolina era vender a la pequeña Dana para una adopción internacional, pero el rápido accionar de las autoridades logró frustrar un destino incierto para la bebé chaqueña.