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Un clásico en la víspera de la Navidad, el armado del pesebre es mucho más que una costumbre en las familias paraguayas. Con un tiempo importante de dedicación, representa un momento de encuentro en los hogares, en torno a la imagen del Niño Jesús.
El pesebre se arma generalmente en el corredor o en la sala, a la vista de todos. El armado se realiza tradicionalmente con techo de ramas de ka’avove’i; entre mbokaja poty (racimos de flores de cocotero), que le dan un color amarillo radiante y un aroma característico agradable.
El piso generalmente lleva pasto. También se coloca u cajón bajo para el centro del armado, con tierra húmeda donde se siembra arroz o maíz con 15 días de antelación, para que el día de Navidad tenga brotes.
También se acostumbra colocar un recipiente con agua para representar un lago; que a veces se sustituye por un pedazo de espejo. En el fondo, se arma un cerro con piedritas.
Adornan el pesebre plantas de distintas especies y tamaños: desde amambay (helechos), karaguata (bromelias) e itapoty (musgos). Un sol, una luna, estrellas y cometas completan el pesebre, desde el techo.
Con el fin de iluminación, se acostumbra usar velas puestas en candeleros, con faroles o candiles preparados con aceite o sebo, así como el uso de foquitos navideños.
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