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Nancy Urbieta es una comerciante del negocio de muebles y decoraciones para eventos residente en el barrio Republicano. En la mañana de este viernes, recibió un pedido de la seccional colorada Nº 25, “a última hora”. Según cuenta, le pidieron que les alquilara unas 300 sillas para una concentración del Movimiento Honor Colorado (HC) de la Asociación Nacional Republicana (ANR).
Ella preparó el pedido y fue a entregarlo al local de la seccional. Al momento de bajar las sillas e instalarlas completamente, comunicó el precio al presidente de la seccional, Alcides Florentín. El costo del servicio ascendía a G. 780.000, y la autoridad partidaria le dijo que “no había problemas”.
La mujer preguntó si quería factura o recibo; le dijo que simplemente recibo común, y que le pagarían “cuando llegue el secretario de los candidatos“”.
Pasaron las horas, y a Nancy no le pagaban, hasta que, según relata, el propio presidente de la seccional le dijo que no le pagarían porque “su costo era muy caro”.
Entonces, la mujer –que ya había hecho el trabajo de descargar las sillas del camión e instalarlas en el lugar– tuvo que retirarlas en su totalidad y llevarlas nuevamente a su local, sin cobrar por el trabajo que ya había completado.
Indignada, la mujer realizó la denuncia a varios medios de prensa y, una vez que el caso tomó estado público, una persona de la seccional se acercó a pedirle disculpas y pagarle la deuda.
Como ya le habían hecho pasar “un mal rato” y le habían hecho retirar todas sus sillas, la mujer consideró que ya había cumplido con el servicio, por el esfuerzo que implicaba instalar las sillas y luego retirarlas, con ayuda de su personal. Es por eso que, aunque le pidieron que llevara nuevamente las sillas, ella decidió cobrar lo que le adeudaban y dar por terminado todo trato con los miembros de la seccional.