Tomás, con nuevo hogar

Una historia con final feliz. Tomás Benítez, de 55 años, persona no vidente, encontró refugio en el Hogar de Ancianos de la Fundación San Rafael. El padre Aldo Trento le dio la cálida bienvenida con un beso y la bendición de Dios.

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La emoción de don Tomás se reflejó a través de las lágrimas que rodaron por sus mejillas junto con un “gracias, padre” dicho con voz temblorosa.

Luego de un infortunado y largo viaje hasta la localidad de Vera Costa, a 13 kilómetros del casco urbano del distrito de Caraguatay, finalmente Tomás pudo encontrar un nuevo hogar en la Fundación San Rafael, donde comenzará a contar una nueva historia junto con otros abuelos.

Ayer había llegado hasta la redacción del diario ABC Color con la ayuda de personas extrañas que lo trasladaron desde Fernando de la Mora, tras emprender un largo viaje totalmente solo desde Paraguarí, donde vivía anteriormente.

Tomás, de 55 años, es una personza no vidente y de condición humilde. Clamaba por la solidaridad de la gente para tener un lugar donde dormir y comer o contactar con el único familiar que tenía en Caraguatay, una sobrina de nombre Luisa Vera, con quien se logró la comunicación a través de una vecina.

De esta manera, junto al equipo de ABC Color, Tomás Benítez partió rumbo a esa localidad. Tras relatos de anécdotas jocosas y saboreando una deliciosa chipa, contó los pormenores por los que atravesó desde que su único hermano viajó a España y lo dejó bajo el cuidado de unos vecinos, en febrero pasado.

 

“Mi hermano me mintió. Dijo que iría un rato a Argentina y que luego volvería, pero luego supe que viajó a España. Vendió nuestra casa, la herencia de nuestros padres. Me cuidó la familia Ramírez, me dieron techo y comida, pero ahora ya no puedo continuar con ellos”, relató apenado.

Con ansiedad contagiante y esperando ser recibido por su sobrina de “corazón”, Luisa Vera, hija de su mejor amigo Plácido Vera, Tomás llegó hasta la localidad Vera Costa, donde lo esperaban los vecinos.

 

La sobrina, apenada, frente a otros familiares de condición humilde y albergados bajo una precaria vivienda, manifestó que no podría hacerse cargo de don Tomás, ya que debido a su ceguera necesita una atención especial. “Me duele no recibirlo, pero tengo hijos pequeños y además tengo que salir a trabajar para mantener a mi familia”, expresó.

Luego del triste episodio vivido en Caraguatay y tras el llanto desconsolado de Tomás, finalmente, el padre Aldo Trento le abrió las puertas del Hogar de Ancianos de la Fundación San Rafael, ubicado en el barrio Villa Morra de la capital. Con la bendición de Dios junto a un beso en la frente por parte del religioso, Tomás Benítez ingresó a su nuevo hogar.

“Bienvenido, Tomás. Acá te haremos compañía y no te faltará nada. Estarás junto a otros abuelos. Con tu bastón le parecés al patriarca Moisés. Estarás bien”, expresó el padre Aldo Trento, dándole la bienvenida.

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