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Arbo se refirió a la condecoración de la Cámara Baja, donde recibió la Orden Nacional al Mérito Comuneros por su aporte a la medicina paraguaya. El profesional fue ministro de Salud durante el gobierno de Federico Franco.
Su trayectoria igualmente está relacionada a las campañas de lucha contra el dengue y -en un momento más crítico- contra la fiebre amarilla, mal que años atrás generó sicosis en el país.
El especialista recordó algunos de los resultados durante su gestión y se mostró optimista sobre los avances en la salud pública. Aclaró sin embargo que hasta ahora aún hay deudas pendientes. “Aún hay rezagos; faltan 700 unidades de salud familiar, 120 camas de terapia intensiva”, refirió.
Indicó que durante su administración igualmente se llevó agua potable a muchas familias, pero aún así “se necesita llegar a otros 1.500.000 paraguayos”. “Todavía tenemos mucho que hacer”, insistió en contacto con la 780 AM.
Reconoció que el desafío es grande y consideró que si al menos cada administración responde al 10% de las necesidades, “los rezagos en la salud serán cada vez menos”. “Queremos que cada paraguayo reciba la atención que necesita en el momento que necesita, sin importar la cantidad de dinero que tenga en el bolsillo”, aseveró.
Aclaró que para llegar a los niveles de respuesta deseados aún pasarán varios años. “La salud pública no es solo hacer una pieza más en un hospital, no significa hacer talleres, sino trabajar en un concepto de cobertura universal para que todos los paraguayos tengan la salud garantizada”, expresó.
Abogó por continuar con las “ideas imaginativas” sobre las maneras de lograr avances sostenibles en el sector. “El objetivo final en salud no es solo curar la enfermedad, sino hacer un programa importante de prevención”, sostuvo.