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El pasado lunes, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) paraguaya dio luz verde a la adquisición por parte de Tigo de las operaciones del Grupo Cablevisión, proveedor de los servicios de televisión por cable Cablevisión y de internet de Fibertel, y en respuesta otras operadoras como Personal, Vox y Claro protestaron preocupadas por la idea de que la compra generaría un desbalance que imposibilitaría la libre competencia al dejar una porción demasiado grande del mercado en manos de Tigo.
Irónicamente, este mismo mes, en Colombia, Tigo se halla en una situación similar, aunque del otro lado del conflicto: la compañía, junto a varias otras que operan en el país, se quejaron por la compra de la telefónica Comcel por parte de Claro Móvil.
Tigo, junto a las operadoras Movistar, ETB, Metrotel, UNE, Azteca Comunicaciones, Emcali, Edatel y Globenet, alegaron exactamente lo mismo que aquí alegan las empresas que protestaron por la transacción Tigo-Cablevisión: que generaría una situación injusta en la que el mercado quedaría concentrado de forma excesiva en una sola operadora, en detrimento de las demás.
Según publica el medio colombiano Portafolio, hasta un 62,63 por ciento del mercado en ese país es de Comcel, mientras que Movistar posee un 25,19 por ciento de los clientes, seguido de Tigo con 11,90 por ciento. Similarmente, en un comunicado emitido el pasado sábado, Personal y Vox manifestaban que tanto Tigo como Cablevisión son las fuerzas dominantes de sus respectivas ramas, con más del 50% del mercado de la telefonía celular y el 83% de los clientes de televisión paga, respectivamente.
“Es insostenible seguir compitiendo así. El nivel de concentración del mercado está afectando a los colombianos”, manifestó el presidente de Tigo en Colombia, Esteban Iriarte, una queja igual a la que las telefónicas paraguayas emiten contra Tigo.