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Tanto la pericia forense como las declaraciones tienden a desestimar la versión de Ramona Melgarejo Figueredo, tutora de la menor Carolina Marín, quien intentó minimizar los graves apremios tanto físicos como psicológicos a los que era sometida la menor quien falleció a consecuencia de una brutal agresión por parte del esposo de la mujer, el exmilitar Tomás Ferreira Rojas.
Una declaración testifical efectuada este jueves, refiere que solo dos días antes del castigo que acabaría con la vida de la niña, la tutora estiró la oreja de la menor y la golpeó en varias ocasiones con una manguera. En ese miércoles 20 de enero las agresiones iniciaron ya a tempranas horas por parte de Tomás Ferreira, primero arremetió contra un albañil de nombre Gabriel Armoa, quien se encontraba en la vivienda colocando pisos en el patio trasero.
Según el testimonio, Rojas golpeó a Armoa y seguidamente arremetió contra Carolina, “la golpeó seis a siete veces con la palma de la mano en la cara e incluso cayó por una plantera”, luego los golpes continuaron con una rama de guayaba seca de dos centímetros de diámetro, hasta que la pareja lleva a la niña a una habitación donde se produjeron los golpes más fuertes y en cuya consecuencia se produjo el fallecimiento.
Este elemento fue clave para ampliar la imputación y ratificar la prisión preventiva para la tutora, por tratarse de un presunto homicidio doloso, sumado al peligro de fuga y la obstrucción de la investigación penal, refiere el fallo judicial.
De acuerdo a la pericia forense la muerte de Carolina se produjo por un shock hipovolémico por hemorragia interna, producto de rotura del bazo en dos tiempos y hemorragia en ambos pulmones”, la rotura de bazo en dos tiempos ocurre cuando primero se quiebra el bazo, pero sigue contenido (encapsulado) y luego de unas horas termina por romperse.