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“Solo pido justicia, que no quede impune y que mañana -Dios no quiera- le pase a otro”, dijo en contacto con ABC Cardinal. Paredes, suboficial 1º de la Policía Nacional, es padre de la niña Viviana, que fue baleada junto a su familia por agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas y murió dos días después del hecho.
“Yo lo que lo que les puedo decir a ustedes, a la ciudadanía, es que agradezco por todo por el acompañamiento y pido de corazón que se dé una pena máxima a esos señores. Quiero que ustedes me ayuden y que la ciudadanía me ayude para que no quede en el oparei (en el olvido y sin solución) como se suele decir”, expresó este jueves de mañana.
Mencionó que el viernes anterior él fue a casa de sus padres para pasar con ellos el fin de semana, ya que el domingo se celebraría el Día del Padre. Dijo que quiso llevarse a su hija, pero ella no quiso ir porque el sábado tenía clases de danza, entonces se quedó con la mamá. “Justo ese día no quiso venir conmigo”, lamentó.
La niña estaba con su abuela cuando subió a la camioneta que estaba siendo manejaba por su abuelo Ulrico Zanotti. También estaba en el vehículo Alessandro Zanotti, hijo de Ulrico. Los cuatro fueron tomados por sorpresa por la violenta irrupción de la Senad dentro de la propiedad y perseguidos a balazos ese sábado de tarde. Viviana recibió un disparo en la cabeza y Alessandro fue alcanzado por tres impactos de bala, que lo dejaron en el hospital hasta ahora.
Hay nueve agentes de la Senad procesados por el caso y Luis Rojas renunció a la cartera tras el hecho. Por el momento, nada pasó con el fiscal Antidrogas Carlos Alcaraz, que estuvo a cargo del mortal operativo.