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El grupo se compone de siete personas: Pedro y Nasia Ibrahim, de 91 y 75 años, respectivamente; Mahed Ibrahim, de 19, y su hermano de 12 -ambos nietos de Pedro y Nasia-, además de Suleiman Hassan (27), Shant Issa (25) y su hermano menor de 17 años.
Los siete son sirios que salieron huyendo de la matanza de ISIS en su país, como pudieron, aseguran. Su intención era llegar a Europa, donde casi todos tienen parientes; sin embargo, al llegar a Paraguay, las autoridades detectaron que los pasaportes eran de contenido falso, pues según los mismos ellos son israelíes, por lo que la Fiscalía los imputó y están procesados.
Ya pasaron más de dos meses desde que llegaron. Primero estuvieron en un hotel en el centro de Asunción y luego se los pasó a otro, dado que los abuelos Ibrahim necesitaban un lugar con patio. Hasta el momento, todos los gastos están siendo cubiertos por la comunidad siria en Asunción y también por parte de personas solidarias que se enteraron del caso.
Atendiendo a que el proceso legal se extiende, los sirios no tuvieron más opción que pedir refugio a través de su abogado Teddy Salgueiro. La solicitud fue presentada a la Comisión Nacional de Refugiados (Conare) y ahora están a la espera de que el organismo fije una fecha para la audiencia con cada uno de ellos, a fin de poder otorgarles el refugio.
Mañana, martes, Salgueiro presentará al juzgado una solicitud de libertad total o libertad ambulatoria, es decir que consigan responder al proceso en libertad y así puedan trabajar y ocuparse, ya que por el momento están encerrados en un hotel.
El abogado explicó que quieren que se ocupen, porque el encierro los está afectando sobremanera. Comentó sobre el punto de que la comunidad siria en Asunción alquiló una casa por seis meses y solicitarán también el cambio de domicilio. "Allí al menos podrán cocinar su propia comida", dijo el abogado. Una vez que se muden a la casa requerirán de la ayuda solidaria de la gente, mencionó, porque no tienen los muebles básicos necesarios para que ellos puedan manejarse, como por ejemplo heladera o camas.
Por ahora, los Ibrahim pudieron conversar con una hija suya que está en Bélgica, así como los demás igualmente hablaron con sus parientes en Alemania, dijo Salgueiro. La angustia mayor que sufren Pedro y Nassia Ibrahim es que desde hace más de dos meses nada saben del paradero de sus hijos, que son los padres de sus nietos que están aquí.
Los padres de Mahed y su hermano menor se habían perdido en la huida y hasta ahora no saben si están vivos o muertos. "Cada vez que ven una noticia de bombardeo o ataque se angustian, porque eso les imposibilita más de comunicarse con sus familiares", dijo Salgueiro.