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El agente del Ministerio Público acotó que las escuchas a líneas telefónicas hechas por la Senad - también conocidas como “fonopinchazos”- son utilizadas en caso de grandes investigaciones, en las cuales los métodos convencionales no podrían ayudar a llegar al objetivo.
Aclaró que previamente necesitan la orden de un juez, a quien le deben argumentar las razones de la investigación y las sospechas sobre el investigado. Una vez aceptado el pedido y realizadas las escuchas, los analistas intervienen una sola línea de teléfono y seleccionan los mensajes que consideran trascendentes en el hilo de las pesquisas, comentó Pecci.
Consultado sobre qué sucede cuando en las conversaciones de la persona monitoreada aparece un legislador, el fiscal dijo que prefiere no profundizar bajo esta hipótesis, pero alegó que “para un caso formal se deberían retirar los fueros”, subrayó.
Añadió que los mensajes captados por los analistas son posteriormente informados al juez que dio la autorización para la aplicación de las escuchas.
En otro momento, Marcelo Pecci reiteró su oposición a que Arnaldo Fleitas acepte el requerimiento de Carlos Ruben Sánchez, alias Chicharõ, de acceder a todos los informes que tiene la Fiscalía antidrogas sobre él.
Consideró que ello podría implicar la fuga de información confidencial que ponga en riesgo años de investigación sobre el crimen organizado.
El diputado colorado suplente Carlos Rubén Sánchez Garcete, alias Chicharõ, vinculado por la Senad al narcotráfico, rubricó declaraciones juradas en las que afirma dedicarse a la agricultura, cría de animales, la venta de combustibles, bebidas y “productos diversos”.
Chicharõ fue juzgado y condenado a 4 años por lavado de dinero en Brasil, de donde huyó a nuestro país. Actualmente se encuentra en libertad condicional.