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La diócesis de Ciudad del Este, con jurisdicción eclesial sobre Alto Paraná y Canindeyú, dio a conocer un escueto comunicado a través del cual informa que el padre Antonio Prieto, cura párroco de la ciudad de Curuguaty, de momento, está separado de todas sus funciones sacerdotales.
En el comunicado, fechado el 2 de abril, señala además que la diócesis no recibió aún ninguna denuncia oficial (sobre el escándalo desatado), pero que el caso será analizado según el derecho canónico de la Iglesia Católica.
La situación que afecta al sacerdote se hizo pública a través de las redes sociales, donde se divulgó una filmación en la que el mismo aparece pidiendo disculpas por lo que hizo a una mujer, y prometiendo que nunca más volvería a repetir algo similar, y que si lo hiciera lo podrían matar.
"Zeca te pido perdón, yo anduve con tu esposa y la induje y también me ayudó mucho con dinero, perdóname Zeca", se escucha en material audiovisual, donde el sacerdote aparece con expresión de mucho temor.
Una voz femenina que participa en el material le ordena que abandone Curuguaty, lo que es aceptado por el sacerdote. La filmación mencionada habría sido producida ya en el mes de febrero. Fiscalía inicia investigación.
El fiscal de Curuguaty, Lucrecio Cabrera, abrió una carpeta de investigación sobre un supuesto hecho de coacción y amenaza a punta de arma de fuego, a través del video difundido en las redes sociales.
El representante del Misterio Público informó que por la gravedad de lo visto y escuchado en la filmación corresponde la apertura de una carpeta fiscal. Dijo que, según los primeros datos, la amenaza que recibió el sacerdote habría ocurrido en la zona de Villa Ygatimí, en febrero pasado.
Los supuestos delitos que serán investigados son privación ilegítima de libertad y coacción grave. Cómo primera acción se convocará al padre Antonio Prieto para declarar.
Por la gravedad del hecho y la amenaza, el propio obispo del Alto Paraná y Canindeyú, Guillermo Steckling, habría ordenado el alejamiento del religioso. Actualmente se encarga de la parroquia local el padre Fermín Carballo, quien pidió disculpas a la feligresía por el escándalo suscitado.