Sapucái: padres que viven olvidados en leprocomio reciben donaciones

SAPUCÁI. Por el Día del Padre, los 43 internados del leprocomio Santa Isabel recibieron en donación víveres, ropas, artículos de limpieza y medicamentos.

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La ayuda fue entregada por socios del Club Caldina Paraguay que llegaron desde Asunción hasta esta ciudad. Los visitantes recorrieron los pabellones y encontraron a los abuelos que son padres de familia y que viven olvidados por sus hijos. Sin embargo, se emocionan al ver a personas extrañas que llegan a saludarlos, mientras que sus hijos no.

La hermana Gilda González manifestó que entre los 43 internados hay quienes padecen de enfermedades psiquiátricas, otros que son indigentes y los que están enfermos desde hace años del mal de Hansen (lepra). Todos ellos viven carentes de amor y las religiosas son las que “nos sentamos a conversar con ellos y lloramos juntos”, se alienta a cada uno de ellos a tener fe y esperanza en Dios, porque Nuestro Padre no se olvidó de ellos, les dio un hogar y que a partir de ese momento todos los miembros del leprocomio son sus familiares y los que vienen a visitarlos son sus hijos, comentó la religiosa.

Este es el caso de don Atanacio González, oriundo de Concepción, quien tiene una hija a quien no ve desde hace 22 años. Dijo que perdió la esperanza de volver a verla alguna vez. Comentó que, pese a que fue un buen padre, no sabe por qué su hija ya no lo quiere y lo dejó entre extraños. Pero se resigna diciendo que le alegra que le tratan bien por su enfermedad y porque ahora recién la gente ya no le tiene miedo. ELos pacientes reciben visitas, muchos llegan para conocerles y eso les alegra porque saben que son recordados, reconocen lo que ellos sienten y los que necesitan y eso es algo muy loable que solo Dios podrá recompensar, dijo don González.

Valentín Benítez manifestó que es de Villa del Rosario. Hace 26 años llegó solo al leprocomio para tratarse de su enfermedad, pero sus dos hijos, una mujer y un hombre, todos ellos mayores de edad, a pesar que saben dónde está, jamás volvieron a visitarle. Todos ellos viven bien y son atendidos hasta su muerte, manifestó la religiosa. Solo les falta el cariño, la visita que realizan las personas, eso les sirve de terapia porque se sienten fortalecidos, con esperanzas de vida y como son tan inocentes en cada uno de los jóvenes y personas adultas que llegan junto a ellos ven como si fuera sus hijos, resaltó.

La hermana comentó que tienen intenciones de construir otras cinco viviendas de material para que las familias que viven bajo casita de madera puedan tener una vivienda más digna. El presidente del Club Caldina, César Barrientos, se comprometió con todos los socios a realizar una campaña y ayudar en algo al proyecto de la hermana y que van a hacer extensivo este emprendimiento para que más personas puedan ayudar.

Agradeció también a los demás automovilistas porque dejaron sus quehaceres diarios y emprendieron rumbo desde Asunción hasta Sapucái para conocer otra faceta de la vida que llevan los hermanos olvidados por sus hijos, desde todo punto de vista es muy emotivo. “Gracias, hermana, por cuidarlos”, dijo Barrientos. Los internados del leprocomio Santa Isabel son cuidados por cuatro religiosas de la congregación Hermanas Vicentinas de San Vicente de Paul. La fiesta patronal del leprocomio es el 17 de noviembre.

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