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En medio de una fiscalía salpicada por hechos de corrupción y cuestionamientos hacia una terna que fue manipulada por el propio presidente de la República, Sandra Quiñónez asumió como fiscal general del Estado.
Tras un breve juramento ante el Congreso Nacional, Quiñónez dirigió unas palabras al pleno, en las que recordó emocionada a su padre y a sus familiares, así como a su natal Fuerte Olimpo, Chaco Paraguayo.
Enfatizó que no tolerará las acciones turbias dentro del Ministerio Público. “No voy a perdonar un acto de corrupción, ahí me van a conocer”, dijo. Al mismo tiempo agregó que será una compañera más para sus colegas.
Aseveró que no defraudará en sus funciones, y añadió: “si lo hago, recuérdenmelo”.
Invitó a los ciudadanos a acercarse al Ministerio Público siempre que sea necesario. Prometió que “está abierto para todos los paraguayos sin excepción. Los voy a recibir con los brazos abiertos”.
Aseguró que recuperará la credibilidad de la Fiscalía “de la que la institución hoy carece”.
Agradeció a los senadores que la votaron “por la confianza”, y reconoció que, si bien se le pueden cuestionar muchas cosas, “conozco mi institución, crecí profesionalmente ahí. Siempre he priorizado mi trabajo”, enfatizó.
Reconoció que es un momento muy emotivo en su vida, pues considera que asume un “alto cargo” para los 24 años de servicios que lleva en el Ministerio Público.
Recordó sus comienzos como investigadora en Caaguazú y su posterior traslado a la capital, donde “me ha tocado trabajar contra todo tipo de grupos criminales”.
Prometió trabajar para “devolver la seguridad a Paraguay”, sin hacer distinción de colores partidarios.