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La presidenta de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, Catalina Ocampos, manifestó esta mañana que el “espíritu” de la ley que determina el aumento anual del salario mínimo es tratar de devolver el poder adquisitivo que pierden los trabajadores con la inflación anual. Sin embargo, admitió que “al hablar de montos”, el salario mínimo actual no llena las expectativas ni las necesidades del trabajador.
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Consultada sobre el efecto contradictorio que se da con los aumentos de precios que surgen luego de cada aumento del sueldo mínimo, se limitó a señalar que, por ley, deben solo evaluar el índice de inflación desde julio de 2017 hasta mayo de este año y, en base a esa medición, determinar el porcentaje de aumento salarial.
El aumento del salario mínimo “beneficia” a apenas alrededor del 30% de la Población Económicamente Activa (PEA). Sin embargo, los incrementos de precios en productos afectan a toda la población trabajadora, tanto formal como informal.
Recordemos que recientemente se produjo la suba del costo del combustible y, en consecuencia, el precio del flete de la soja. También hubo intención de incrementar el pasaje del transporte público, pero el Gobierno nuevamente subsidiará al sector empresarial.
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La Comisión Nacional de Salarios Mínimos se reunió ayer para estudiar la propuesta de aumento que se dará el próximo mes y será definida por el Poder Ejecutivo. Recomendarán subir un 3,5% el sueldo mínimo, unos G. 71.439, con lo cual se pasaría a cobrar G. 2.112.562.