Cargando...
Dijo que hay una tendencia muy fuerte de ser los “pelota jara” (dueños de la pelota o los “tupao jara” (dueños de los templos) y presentar a los fieles un Dios castigador frío y rígido, imponiendo cargas pesadas a los fieles cuando la realidad es otra muy distinta.
Es “una tentación que tenemos, la de adueñarnos, apropiarnos del Señor”, sentenció. Fue ayer durante la misa vespertina del tercer día del novenario en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé, celebrado en la explanada de la Basílica con centenares de peregrinos.
Mariosvaldo, citando las palabras del papa Francisco señaló que a menudo los sacerdotes se comportan como controladores de la gracia y no como facilitadores. “Pero la iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”, indicó.
Afirmó que la Iglesia debe humillarse si es necesario y asumir la vida humana, es la única manera como el evangelizador tiene “olor a oveja.” Y ese acompañamiento se debe hacer con mucha paciencia y evitando maltratar límites, agregó.
Explicó que el papa aboga por una Iglesia mucho más cercana a los feligreses y al mundo, que hable de los temas que interesan a la gente y que sea mucho más sintonizada con ellos.
“Una iglesia misericordiosa. Dice el papa que la mayor de las virtudes es la misericordia. Y explica que: ‘las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu’”.
Señaló que si los propios sacerdotes y pastores no tienen esa experiencia de la fe en la misericordia de Dios, no podrán contagiar a los fieles, perdonando y amando a todos. “Pidamos al Señor que todos aquellos que se acercan a la Iglesia encuentren las puertas abiertas y pastores predispuestos a la misericordia”, acotó finalmente.