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Entre los actos públicos más importantes -si no el más importante- durante la visita del Santo Padre a nuestro país, sin dudas resalta la misa central en el predio de la Fuerza Aérea de Ñu Guasu. Y allí, uno de los principales atractivos -tanto para los locales como para la prensa y la audiencia que seguirá la misa desde cualquier rincón del mundo-, será el retablo del altar con una base de 40 metros de ancho y una altura de 17 metros.
Una obra de arte creada y diseñada por el artista plástico de 57 años que, desde San Ignacio, Misiones, instaló una forma de cultura popular en Tañarandy.
La idea de montar el retablo surgió este año en el Teatro El Molino, de Tañarandy, enfatizando la generosidad de la tierra que da frutos y alimentos para todos sus hijos.
La bella obra artística fue adornada con espigas de maíz, coco natural, calabaza, semillas y todo tipo de productos del campo. Las piezas fueron hechas con al menos 200.000 cocos, 40.000 espigas de maíz y 1.000 calabazas. Igualmente, se agregaron 5.000espigas de maíz más para completar la obra que montaron como fondo del escenario principal que tendrá el papa Francisco durante la misa.
Los trabajos unieron a toda la comunidad de Misiones, pero especial -y muy directamente- a la familia de Ruíz. Entre ellos, resaltan su hija Macarena Ruiz, junto a su compañera Ramonita Meza, quienes adornaron incansablemente los rostros de los santos San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola, que formarán parte del mismo.
Los rostros de San Francisco y de San Ignacio de Loyola fueron adornados con semillas de distintas variedades de maíz, tales como el canario, tupí, morotî (locro), a más de porotos como el pytã’i, San Francisco y el kumanda yvyrya’i. También fueron utilizadas las semillas de arveja, girasol y soja.
El armado se realizó en el Teatro El Molino, situado sobre la avenida Félix Bogado esquina Cerro Corá de San Ignacio, Misiones.
Ruiz afirmó que esta es la primera vez en la historia de la visita de un Papa que se prepara un retablo con productos de la tierra. “No tengo la certeza, pero al menos en América no hubo un trabajo artístico con frutos del campo”, había mencionado en una entrevista con ABC Color.
De esta manera, el retablo de Ñu Guasu se convierte en un simbolismo que transmite ideas de participación, de alegría, entusiasmo, generosidad y el esfuerzo de los labriegos que trabajan la tierra para alimentar al hombre.
El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, no se cansó de valorar el trabajo de Ruíz, el cual presente unir el pasado con la historia del presente. “Es recuperar la historia del arte guaraní y de los jesuitas”, expresó el religioso, luego de una visita al Teatro "El Molino", tiempo antes de su traslado a Ñu Guasu.
Valenzuela mencionó que el trabajo artístico une la historia desde las reducciones jesuíticas donde se enseñaban a los aborígenes las obras de artes, la ejecución de instrumentos musicales al estilo barroco y la misa en los templos, hasta la actualidad.
“Gracias a este retablo el Paraguay recupera el estilo barroco de los jesuitas y reenlaza su historia del pasado con el presente y que nos hace gloriosos”, enfatizó.
El traslado del retablo se concretó el 28 de junio pasado, a través de una caravana de al menos 230 kilómetros, desde las 9:00 de la mañana hasta pasadas las 3:00 de la tarde.
Alegría, entusiasmo y mucha emoción marcaron el traslado, en un acto popular sin precedentes. Tras su llegada, su creador dijo que es “un homenaje del encuentro del Paraguay con el papa Francisco” y lo calificó como “el retablo de la esperanza, de la fe y la alegría”.
Cuando el reloj marcaba las 15:45, uno de los camiones abrió sus puertas y aparecieron las imágenes de San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola, con una lluvia de aplausos.
El pueblo católico no quedó fuera de la iniciativa. Miles de fieles se acercaron a firmar los alrededor de 200 mil cocos que forman parte del popularmente llamado "Altar de maíz". Muchos de ellos, siguieron en tiempo real la evolución del mismo e hicieron sus pedidos de escritura de intenciones y nombres, a través de una página en Facebook.
La idea de los “cocos con intenciones” también fue de Ruiz, según comentó a ABC Color Almudena Ruiz (17), hija del artista plástico. Lo interesante de la propuesta, es que la promesa de la inscripción de los nombres en los cocos a través del Facebook no quedaron en el vacío: las mismas chicas se encargaron de registrarlos en fotografías, para enviarlos después a los "titulares".
La pasión que desataron los "cocos dedicados" para el Papa fue tal, que una mujer viajó desde Madrid, España, hasta San Ignacio, Misiones, para inscribir nada menos que 21 mil nombres, de los 160.000 cocos que estaban. "Se quedó todo el sábado y el domingo; nos preguntó si podía venir todos los días", comentó.
La firma de los cocos se extendió, en varias ocasiones, en el Seminario Metropolitano, adonde fieles capitalinos y de los alrededores tuvieron la oportunidad de acercarse y dejar plasmados sus nombres e intenciones más importantes.
Todo indica que el retablo del altar para el Papa será una obra única durante la gira pastoral que también emprende el Pontífice en Ecuador y Bolivia. En las primeras celebraciones en Ecuador, observamos altares "limpios", sin más elementos que la cruz, el tabernáculo, el púlpito, entre otros.
Para Bolivia, sin embargo, la oficina de prensa del Arzobispado de Santa Cruz informó que el altar -que será levantado en la Plaza de las Banderas, en la zona Cristo Redentor- será "austero" y tendrá un estilo misional y una dimensión de 150 metros cuadrados. También tendrá la cruz misional de 11 metros de altura.
Todos los caminos del retablo nos conducen a Tañarandy. “Tañarandy”, “aña retä”o “tata rendy” son frases en guaraní que hablan de una “tierra del infierno”, ya que la zona era considerada de los herejes o de los demonios, en la época de las Reducciones Jesuíticas.
Aunque la versión tenga sus detractores, parte de la cultura popular cuenta que los aborígenes de ese lugar no se dejaron dominar por los españoles, quienes fundaron la primera Reducción Jesuítica del Paraguay, con el nombre de San Ignacio Guasú. Los guaraníes de Tañarandy se habrían resistido y permanecido en la selva donde conservaron su tradición. Esa rebeldía habría sido motivo de discriminación por más de tres siglos, hasta que el revisionismo histórico le dio la denominación de “Tierra de los irreductibles”, en vez de los herejes.
Finalmente, el pueblo fue fundado el 29 de diciembre de 1609, por los padres jesuítas Marcial de Lorenzana y Francisco de San Martín, ayudados por el cacique Arapysandú.
En la década del 90, el artista plástico Koki Ruíz inició la revalorización de las costumbres tradicionales de los estacioneros que recorrían casa por casa con sus ritos y cánticos lastimeros. Así comenzó el viernes santo en Tañarandy que es una mezcla de tradición y cultura, inspirada en la religiosidad popular.
Mientras se ajustan los últimos detalles del histórico retablo, se estima que para este martes por la noche la obra estará totalmente lista. El retablo estará disponible durante 15 días después de la misa central, con acceso libre para los fieles en el predio de la Fuerza Aérea de Ñu Guasu.
El artista Koki Ruíz mencionó a ABC Color que todavía no se definió exactamente qué se hará luego de ese tiempo, ya que los elementos "no duran mucho tiempo". Igualmente, adelantó que -si fuera por él- se podrían repartir los maíces entre la totalidad de los fieles. Una forma de llevar consigo parte de la magia espiritual y visual que promete transmitir el evento.