¿Tienes resfrío o influenza?

Apenas comenzaron las bajas temperaturas y ya se manifiestan los primeros síntomas de constipación nasal y dificultades respiratorias. Muchos se preguntan cuál es la diferencia entre un resfrío simple y la gripe influenza. Le contamos lo que debe saber.

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Comencemos por definir la influenza. Es una enfermedad respiratoria infectocontagiosa provocada por un virus que lleva el mismo nombre. Se contagia a través de las vías respiratorias y puede causar una enfermedad de leve a grave. Entre sus complicaciones más importantes destaca la afectación de las vías respiratorias bajas, así como también afectaciones de otros órganos diferentes. Inclusive, puede llegar a provocar una miocarditis por afectación del músculo cardiaco y las consecuencias pueden provocar la muerte del afectado.

La diferencia principal con el resfrío común, es, en primer lugar, que es una enfermedad provocada por diferentes virus. La confusión se genera porque tienen síntomas similares, motivo por el que puede ser difícil notar la diferencia entre ellos basándose solo en los síntomas.

Lo primero que se debe saber para identificar fácilmente ante qué tipo de cuadro estamos, es que la influenza es peor que el resfrío común, y presenta síntomas como fiebre, dolores musculares, cansancio extremo y tos seca.

En cambio, los resfríos suelen ser más leves, y normalmente se concentran en la zona nasal. Se puede presentar secreción o congestión. Además, los resfríos, por lo general, no suelen provocar problemas graves de salud como neumonía, infecciones bacterianas, u hospitalizaciones.

Una forma segura y científica de comprobar ante qué tipo de cuadro nos encontramos, es realizar unas pruebas médicas en los primeros días de la enfermedad. Es importante descartar cuanto antes un cuadro de influenza, para evitar caer en complicaciones.

No hay una edad de riesgo para contagiarse de influenza. Absolutamente todos somos susceptibles de contraerla. De hecho, nuestro país se caracteriza porque presenta dos picos de esta enfermedad cada año, un primer brote en junio y julio, y un segundo brote en noviembre y diciembre. No obstante, es cierto que la mayor cantidad de complicaciones se da en las edades extremas (niños pequeños y adultos mayores), así como en aquellas personas que padecen algún tipo de enfermedad crónica. Las embarazadas deben extremar los cuidados para evitar adquirir el virus influenza, que puede resultar perjudicial para el niño en desarrollo.

Si presenta síntomas de influenza, la mejor opción es permanecer en casa y evitar el contacto con otras personas. En el caso de que salga, debe protegerse con un tapabocas para cuidarse de diseminar el virus a otras personas. No olvida lavarse las manos frecuentemente, y cubrirse con el codo al estornudar.

Ante los primeros síntomas, debe acudir de inmediato al médico y, sobre todo, evitar automedicarse. Los niños menores de tres años, las personas mayores de 65 años y las embarazadas deben recibir vacunas preventivas contra la influenza.

Si bien ya hablamos acerca de los síntomas, queremos recalcarle estas señales de advertencia a las que tiene que estar atento, principalmente en el caso de los niños, pues son los que evidencian complicaciones en un cuadro de influenza.

-Respiración acelerada o problemas para respirar,

-Coloración azulada de la piel (cianosis),

-Consumo insuficiente de líquidos.

-Dificultad para despertarse o falta de interacción,

-Fiebre con sarpullido,

-Llorar sin lágrimas.

-Si un adulto presenta

-Dolor o presión en el pecho o abdomen,

-Mareos repentinos.

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