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El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social lanzó una serie de consejos para que la ciudadanía sepa cómo utilizar correctamente la solución repelente, que, aunque muchos no lo saben, en realidad no mata a los mosquitos, solo los ahuyenta.
Lo primero que debe conocer antes de iniciar esta lectura es el significado de DEET. Significa Dietiltoluamida, y es el ingrediente más habitual de los repelentes.
La cartera de Salud recomienda comprar productos que contengan este compuesto químico. Específicamente los que tengan concentraciones que no superen el 30%.
La concentración del DEET puede variar, y de esto depende la cantidad de tiempo que dure la protección. Por ejemplo, un producto que tiene 10% de concentración de DEET protege durante 3 horas, pero, si posee una concentración al 25%, la acción repelente dura 6 horas.
Actualmente, todas las marcas de repelente son de venta libre, pero, de todos modos, existen ciertas precauciones que se deben tomar al utilizarlos, principalmente cuando los aplicamos a niños.
En este sentido, un punto muy importante que se debe tener en cuenta es que no se debe aplicar repelente a menores de 2 meses, pues la piel del recién nacido es aún muy sensible y no está preparada para los químicos que contiene el producto.
Si se desea proteger a los niños muy pequeños, el método más adecuado es la utilización de mosquiteros, que pueden utilizarse tanto en cunas como en andadores.
Los mosquiteros son los más recomendados como barrera de protección para bebés. Estas pueden emplearse tanto en cunas como cochecitos, dentro y fuera de la casa
Si bien muchos padres aplican repelente a sus hijos antes de salir rumbo al colegio u otras actividades, el Ministerio de Salud informa que el repelente solo está indicado exclusivamente para utilizarlo al aire libre, esto debido a su toxicidad. Si las personas estarán en espacios interiores se aconseja utilizar mosquiteros y telas metálicas en puertas y ventanas.
La misma precaución se debe tomar con los espirales y tabletas. Si bien está permitido utilizarlos en habitaciones y espacios interiores del hogar, no se debe abusar de ellos.
Al adquirir cualquier marca de repelente, tómese el tiempo de leer las instrucciones y advertencias que figuran en el etiquetado. Allí encontrará información útil que evitará que cometa errores.
Al momento de aplicar la solución repelente a los más pequeños de la casa, nunca coloque el producto en las manos del niño para que él mismo se lo aplique. Coloque usted en la palma de sus manos la cantidad necesaria para cubrir la piel expuesta, y extienda la solución con cuidado sobre la piel del infante. No lo aplique en zonas cercanas a los ojos, boca y oídos del menor.
Posteriormente a la aplicación, lávese las manos con suficiente cantidad de agua y jabón.
Aunque usted desee proteger totalmente a sus hijos o a usted mismo con repelentes, tenga en cuenta que el rostro en sí es una zona que se debe preferentemente evitar a la hora de aplicar el producto. En el caso de los niños pequeños, que se llevan las manos a la boca frecuentemente, también debe evitar aplicar en las manos.
Una práctica común de algunos padres en busca de proteger a los niños, es colocar un frasco de repelente en la mochila del colegio para que ellos mismos se lo apliquen cuando sea necesario. Este hábito no es recomendable por el Ministerio, pues los pequeños pueden exagerar con la aplicación del producto, ocasionándose intoxicaciones y daños en la zona de los ojos.
Muchas son las personas que, en busca de asegurar la protección, aplican el producto repetidas veces durante el día. Esta práctica no es recomendable, pues el exceso de repelente puede ocasionar irritaciones y reacciones alérgicas en la piel.
Se debe tener especial cuidado con las zonas de la piel lastimadas por heridas, quemaduras o irritaciones de la piel, pues se generarán aún más daños en la lesión.
Otra práctica no recomendable es aplicar el producto debajo de la ropa, pues, al no respirar adecuadamente la dermis, se pueden generar reacciones alérgicas. El producto solo debe utilizarse en zonas donde la piel esté descubierta y pueda respirar libremente. Sí es válido aplicar el producto sobre la ropa.
Una vez que regrese de estar en el exterior, higienice todas las zonas de la piel donde se aplicó repelente con agua y jabón hasta remover totalmente los restos del producto.
En caso de que haya aplicado repelente sobre la ropa, lave las prendas antes de volver a utilizarlas.