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El comisario Juan Carlos Cabrera se desempeñaba hasta ayer como jefe de la comisaría de Aguará, en el departamento de Amambay, pero ya fue relevado por otro personal y ahora se encuentra a disposición de la Dirección de zona por orden de la Comandancia, según explicó el propio jefe policial.
Lo comunicó este jueves luego de prestar declaración testifical ante el fiscal Benjamín Marisevich, sobre su último encuentro con sus dos subalternos que habrían sido asesinados por criminales del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Cabrera comentó que la última vez que vio a los dos agentes fue el domingo 12 de julio aproximadamente a las 17:00.
Lo llevaron en la patrullera hasta la esquina de un conocido Banco en Santa Rosa del Aguaray, donde lo dejaron; él abordó su vehículo particular y se dirigió hacia la capital luego de haber terminado su guardia. Posteriormente los agentes se dirigieron a la comisaría en la patrullera y aproximadamente a las 17:15 le informaron al comisario Cabrera que ya habían ingresado al camino que lleva a la comisaría, un camino en muy mal estado, según describió Cabrera.
Comentó que había estado llamando a los agentes para saber si llegaron bien -estimaba un horario de llegada a la comisaría entre las 21.00 y 21:30-, pero nunca le contestaron. Dijo que incluso llamó a la guardia aproximadamente a las 22:00 para preguntar si sus subalternos habían llegado y el agente de guardia le dijo que no, que el tiempo estaba inestable y quizás eso los retrasó.
No se enteró de nada hasta aproximadamente las 22:30, cuando policías antisecuestro se presentaron en su domicilio en la capital para informarle de lo ocurrido. “Hasta ahora no puedo asimilar lo que ocurrió con mis personales, fue un golpe muy duro para mí, para la familia, para toda la policía”, dijo Cabrera.
Ambos agentes estaban en una patrullera que recibió 25 impactos de balas de 9 milímetros, así como 5.56 y 7.62. No murieron, a uno de ellos lo dirigieron hasta frente al vehículo, lo arrodillaron y le dispararon en la cabeza; al otro que aparentemente trató de correr, le destrozaron el tobillo con dos tiros, otro en el muslo y el remate en la nuca, por atrás.
Por ahora las autoridades hablan de una posible "prueba de valor", en el que nuevos miembros deben sellar su lealtad al grupo criminal EPP.