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Los casos registrados últimamente afectan a varios distritos del departamento de Ñeembucú y, aunque se tiene sospechas sobre los posibles responsables, no se ha podido identificar fehacientemente a los autores del robo de ganado en la zona. Según señalan los estancieros, no todos los casos son denunciados, por el temor a represalias por parte de los cuatreros.
Para Cristeto Sánchez, exintegrante de las fuerzas policiales del Ñeembucú, es difícil que este delito disminuya mientras no se realice un trabajo coordinado entre los jefes de las comisarías, ganaderos y vecinos de la comunidad. Resaltó que los cuatreros no son personas humildes, ya que se mueven con vehículos y tienen dinero para pagar el silencio de muchos. Afirmó que los productores nunca saben la cantidad de animales que tienen, lo que facilita la acción de los delincuentes.
La señora Anastacia Marecos Vda. de Vázquez, pobladora de Humaitá, denunció la desaparición de 20 animales de su establecimiento Santa Ana. El hecho, ocurrido días atrás, fue comunicado a la Policía Nacional, que inició la investigación del caso.
Posteriormente, la propietaria manifestó a los agentes policiales haber recibido una llamada telefónica del señor Seferino Muñoz, comunicándole que había observado varios animales sueltos en la compañía de Paso Pucú y que tendrían las mismas características de los denunciados como desaparecidos.
Los uniformados acudieron al lugar en compañía del fiscal zonal de General Díaz, Víctor José Encina, y comprobaron que 8 vacas y 4 vaquillas pertenecían a Anastacia Marecos. Tras la verificación, los animales fueron entregados a su propietaria. Con esto, la ganadera pudo recuperar 12 de los 20 animales desaparecidos.