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Los diputados trataron y rechazaron -sobre tablas- el proyecto de ley que había obtenido media sanción en el Senado, para expropiar unas 11.000 hectáreas que forman parte del Grupo Favero, que pertenecen al empresario brasileño Tranquilo Favero. Las tierras, por las que el Senado aprobó pagar unos 170 millones de dólares, están en la zona de Ñacunday, Alto Paraná.
Tras un largo debate, los diputados rechazaron el proyecto que ahora vuelve al Senado, donde pueden aceptar el rechazo o ratificarse en su aprobación.
Hubo voces a favor y en contra de la expropiación. Varios legisladores del Partido Colorado se manifestaron en contra de la propuesta, argumentando principalmente que la aprobación en el Senado se dio por una cuestión política (las internas coloradas), así como la supuesta falta de argumentos técnicos para la expropiación. Mencionaron además el mensaje de imprevisibilidad que se dará a los empresarios.
Algunos pidieron, como Víctor Ríos, el aplazamiento del estudio del proyecto porque la mayoría de los legisladores no recibieron el legajo que se estaba debatiendo y se pretendía rechazar. Criticó duramente a sus colegas de la Cámara Baja por la irresponsabilidad de tratar un proyecto sin leerlo siquiera. Dijo que el mensaje que se da con esa actitud es que “cuando a un señor feudal le tocan todos tenemos que correr a defenderle”.
“Favero es consolidación del Paraguay medieval. ¿Qué otro ciudadano de este país tiene el privilegio de que toda una Cámara se mueva para defenderle cuando le tocan sus intereses particulares?”, preguntó a sus colegas.