Proyecto piloto permitió reinserción de más de 90 jóvenes

Entusiasmado con la posiblidad de rescatar de la delincuencia a jóvenes infractores, el juez penal de la adolescencia Camilo Torres implementó el proyecto piloto de Justicia Juvenil Restaurativa desde agosto pasado en el juzgado de Lambaré a su cargo.

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La jurisdicción del juez abarca además las populosas ciudades de Ñemby, Villa Elisa y San Antonio. De los protagonistas de los 104 casos registrados hasta febrero, sólo el 4% reincidió. El magistrado calificó la experiencia de altamente exitosa y abogó por su implementación en todo el país.

Para hablar de justicia restaurativa, hay que olvidarse del esquema tradicional, de enviar gente a la cárcel, buscar una reparación económica o llegar a un juicio oral. La solución propuesta por este innovador sistema consiste en reinsertar al adolescente infractor a la sociedad, a la que él prestará servicios a modo de reparación del daño, previa mediación con las partes involucradas.

"Lo que la justicia juvenil restaurativa propone es la no judicialización, la utilización mínima del derecho penal y que el adolescente como una vía paralela, tenga un acompañamiento de este equipo técnico y orientadores juveniles -sin violar el principio de legalidad, que es muy importante porque el que comete hecho punible debe ser investigado- solamente que la justicia le da la posibilidad de reparar el daño, de acercarse a la víctima, de que toda la sociedad se involucre y que todos juntos busquemos una salida a esta situación", explicó.

Torres aclaró que no todo adolescente infractor puede ser incluido en este sistema, debido a que su aplicación ha sido restringida únicamente para aquellos jóvenes imputados por primera vez, por delitos.

"Desde agosto hasta febrero ingresaron al sistema 104 chicos habiendo una reincidencia de solamente 4%. No todos los chicos entran porque se han establecido parámetros, todos los que cometen delitos entran directo, que no tienen antecedentes. Ellos son acompañados de equipo técnico de sicólogos, trabajador social y mediadores, que realizan un estudio de los factores de riesgo (consumo de droga, abandono) y los factores positivos (estudia, vive con sus padres, tiene arraigo) y en base a eso se llega a la conclusión de cuál sería la medida más adecuada", indicó.

Definidos los parámetros para su inclusión en el sistema, el paso siguiente es buscar la mediación con la víctima y acordar la reparación del daño mediante la realización de servicios comunitarios.

"La gente muchas veces lo que quiere es reparación económica y ese es un problema porque el adolescente no tiene G.1.200.000 que vale el celular o G. 500 mil de la bicicleta, entonces vemos que haga trabajos para la sociedad y así devolver la tranquilidad. La respuesta de la ciudadanía es bastante positiva, es la misma sociedad la que propone a través de sus organismos que trabajo pueden hacer estos adolescentes, porque lo que se tiene que reparar es el daño a la víctima y a la sociedad. Hemos contactado con varios clubes de fútbol, hogares de niños y de ancianos, donde los jóvenes como reparación del daño van a leer cuentos, acompañar a los ancianos, tocar guitarra en los hogares. Hay un chico que es arquero y que enseña fútbol para niños. Hay otro que está a cargo del arreglo del paseo central, él plantó el lapacho que está frente al juzgado", comentó.

El tiempo de duración de las medidas socieducativas varía de seis meses hasta 1 año, periodo en el cual se realiza un seguimiento del comportamiento del joven imputado.

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