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Fueron presentadas las dos versiones del plato típico: vasca y sanjuanina. El emotivo homenaje incluyó la exposición de fotografías de los emigrantes españoles que vinieron a poblar San Juan Bautista en 1920.
Organizaron el homenaje el Centro de Educación Creativa (CEC) de esta ciudad y los descendientes de la familia Sasiaín Zubillaga.
El batiburrillo, un guiso de las menudencias de la oveja y el cerdo, en el Vasco, fue traído por don Sebastían Sasiaín, quien organizaba un encuentro de amigos y familiares en su domicilio en recordación a las costumbres de su tierra natal.
Previo a la picada, también don Sebastían preparaba el siriki, un aperitivo que es una mezcla de caña blanca con limón sútil, hielo y soda. El trago fue para amenizar la fiesta que luego con el tiempo se convirtió en una tradición en esta ciudad.
El batiburrillo la versión vasca se prepara de las vísceras de oveja y cerdo: corazón, lengua, riñón e hígado. La sanjuanina se prepara de las menudencias del vacuno: corazón, riñón, lengua, hígado y se le agrega mondongo. Los condimentos utilizados son cebolla, locote, ajo, pimienta en grano blanca o negra, pimentón o ají picante (locote ky'yi), sal, grasa de cerdo o aceite de oliva.
Asistieron al acto el obispo diocesano Mons. Mario Melanio Medina, el gobernador de Misiones Arturo Martínez (ANR), el diputado Hugo Capurro (PLRA); el presidente de la Casa Vasca en Asunción, Héctor Izaguirre y el vice presidente Arturo Ruperto Sasiaín. En representación de los descendientes habló Numa Guillén Sasiaín, quien emocionado recordó la vivencia de sus abuelos vascos en esta ciudad y el legado cultural que dejaron a San Juan Bautista.
Del encuentro participaron numeroso público que al término del acto probaron el sabroso batiburrillo, un plato predilecto en la sociedad sanjuanina.