Premio Cervantes 2017 se confiesa con ABC

En una larga entrevista con ABC, en junio pasado en Asunción, el laureado escritor nicaraguense Sergio Ramírez hizo un repaso de su vida como intelectual y político.

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En un apasionante relato, Ramírez revive la Revolución Sandinista, se acuerda con amargura de su ex compadre, hoy dueño de Nicaragua, Daniel Ortega; se refiere a sus obras que lo llevaron esta semana a obtener el Premio Cervantes y recuerda anécdotas como aquel sonado incidente del Papa Juan Pablo II con el polémico sacerdote y poeta Ernesto Cardenal cuando el pontífice le regañó diciendo: "Regrese a la Iglesia. Obedezca a sus superiores".

A continuación, les ofrecemos la entrevista íntegra, en parte publicada en nuestra edición impresa en junio pasado.

-Es la primera vez en Paraguay...

- Para mí es histórico. Es el único país de América Latina donde nunca había estado.

- Cardenal estuvo una vez...

- Sí, me contó. Vivimos uno enfrente del otro. Vino para la asunción de Fernando Lugo. Tiene ahora 93 años.

- Usted, dentro de esa camada de intelectuales de los sesenta y seenta es uno de los más jóvenes...

- Bueno, ya voy a cumplir 75 entre los veteranos...

- Y Daniel Ortega debe ser su contempo...

- Daniel creo que tiene 71 o 72 por ahí.

- Un intelectual con una experiencia política con mucha adrenalina, nada más y nada menos que parte de una revolución armada...

- Bueno, el caso mío, de Gioconda Belli (poeta), de Ernesto Cardenal y de la inmensa mayoría de los escritores, artistas plásticos nicaraguenses, participamos de un movimiento que terminó con la dictadura de Somoza. Fue una necesidad vital. Fue algo que no podíamos eludir. Fue un llamado a filas para todo el mundo. Los que podían tomar las armas lo hicieron. Nosotros que no éramos de armas sino de la pluma, pues entramos desde el ángulo que podíamos. Como consecuencia terminamos envueltos en la espiral del ejercicio del poder. Yo nunca me vi político en busca de poder político... Yo no era guerrillero, no sabía disparar armas y sin embargo tuve que hacer vida clandestina en Managua casi un año entero. Yo sabía que si me apresaban me mataban. Yo no tenía forma de defenderme. Dejé a mi familia para regresar a Nicaragua. Mi misión era introducirme en el frente político pero no podía ser pública. Eso es lo que yo le dí a la Revolución. Otros dieron más porque los mataron.

- ¿Cuántos muertos?

- Fueron 50 mil muertos por derrocar a Somoza y otros 50 mil en la guerra contra los Contras. Para cuatro millones de habitantes es una cuota de sangre elevadisima, sin contar con los desplazados, las guerras, los emigrados, el país pagó un costo muy alto.

- Pero llegó a vicepresidente del primer gobierno revolucionario...

- Fue una circunstancia. Yo me vi siempre como un intelectual prestado al proceso revolucionario. Una vez, sin embargo, cuando el proceso terminó porque perdimos el poder en las elecciones...

- Perdieron contra Violeta Chamorro...

- La señora Violeta Chamorro (viuda de Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa, asesinado por orden del dictador Somoza) encabezaba una unión de partidos de oposición que ganó unas elecciones democráticas. Los dos grandes momentos de la Revolución fueron la toma del poder por las armas y la entrega del poder por medio de las elecciones. Yo sentí que una vez terminado el motivo por el cual yo había entrado al poder pues, yo tenía que retomar mi oficio. Me entregué de nuevo a la literatura, y de esto hace ya 20 años, en 1996.

- ¿Usted comulgaba con esas ideas del marxismo leninismo?

- Todos queríamos un cambio profundo en Nicaragua porque es un país muy desigual. El somocismo representaba no solo represión política, corrupción, degradación moral, permanencia de una sola familia por medio siglo. Se necesitaba de una propuesta ética al país distinta, de distribución de la riqueza, de justicia social. El sandinismo era una amalgama de fuerzas. Yo creía en el cambio revolucionario pero con una perspectiva democrática. Ninguna revolución nace para quedarse para siempre...

- Pero no fue así...

- La Constitución de 1987 es la que sigue rigiendo al país con algunas formas negativas que se le ha introducido. La han apartado a la democracia y la han vuelto más presidencialista, más centralista pero en términos generales los principios siguen estando en la Constitución.

- ¿Por qué terminó su relación con Daniel Ortega?

- Precisamente por esto. La Constitución que redactamos y la que rigió al país desde 1987 era revolucionaria. Cambió radicalmente el país. En 1995, estando yo a la cabeza del grupo parlamentario sandinista nos aliamos con los que antes eran los adversarios de la Revolución: liberales, socialcristianos, conservadores, antiguos "contras". Lo que hicimos fue ir buscando el consenso hacia el sentido de que la discusión ya no era entre revolución y contra revolución sino entre autoritarismo y democracia. Lo que necesitábamos era reforzar la democracia. Y eso llevó años. Hasta ese entonces no nos podíamos ver las caras. Las enemistades políticas se volvían hasta personales. Finalmente todos entendieron que éramos nicaraguenses y llegamos a un gran acuerdo de reformar la Constitución y quitarle garras al presidencialismo, prohibir la reelección presidencial, por ejemplo, o que el jefe del Ejército tuviera parentesco directo con el Presidente como había entonces. Los hermanos Ortega, uno era el jefe del Ejército y el otro era Presidente. Le dimos independencia al Poder Judicial y fortalecimos el órgano electoral. Esto fue el fondo de la cuestión. El sandinismo se escindió entre los que quisimos un país más democrático y quienes seguían fieles al caudillismo que se perfilaba a través de la vieja guardia del Frente Sandinista.

- Una revolución que terminó de nuevo en autoritarismo...

- No es una experiencia extraña a la historia de América Latina. Desgraciadamente parecería que esta historia se repite en un viejo círculo sin fin. Es uno de los planteamientos políticos de fondo del propio Augusto Roa Bastos, que lo hacía con bastante pesimismo, que en América Latina tenemos un espejo en el que nos estamos mirando siempre, gobiernos autoritarios, de ser posible de manera perpetua.

- Eso pasa ahora en Nicaragua...

- Si, porque hubo una contra reforma a la reforma de la Constitución en 1995. Ortega hizo un pacto con Arnoldo Alemán (ex presidente 1997-2002), jefe del partido Liberal, condenado por lavado de dinero y corrupción. El pacto significó la influencia del Frente Sandinista en los tribunales de justicia y que Alemán quedara a salvo a cambio de aceptar la contra reforma de la Constitución para que Ortega pudiera reelegirse con 35% de los votos sin necesidad de ir a segunda vuelta. Es el porcentaje que había sacado siempre. Así llegó al poder en 2005 y ya fue reelegido por tercera vez. Lleva 15 años. Además, estuvo 10 años desde la Revolución.

- ¿Le supera a Somoza?

- Es el que ha estado en el poder por más tiempo en la historia de Nicaragua.

- ¿Qué quedó de la democracia en Nicaragua?

- Hay una concentración absoluta de poder...

- ¿Ejecutivo, Legislativo, Poder Judicial, el tribunal electoral...? - Todo. Ortega controla el poder desde antes de 2006. Fue copando las instituciones. Hoy no hay ninguna institución que se escape del poder de la familia Ortega.

- ¿Qué pasó con los revolucionarios del Ochenta?

- Algunos se quedaron al lado de Ortega, la mayoría de los nueve comandantes originarios están hoy en contra de Ortega. Pero perdieron toda influencia y poder. Están apartados o muy pobres. Es gente que no se metió un centavo en los bolsillos, gente que de verdad peleó por sus ideales.

- Los que están en el poder están todos ricos, lógicamente...

- Hay un pensamiento ahí detrás, de que quien tiene el poder tiene que tener además el poder económico para poder tener poder político. Me parece que es una especie de filosofía absurda pero está de por medio. Muchos altos dirigentes del Frente Sandinista tienen ahora muchísimo poder económico...

- Una nueva clase económica...

- Acuérdese que ese es uno de los clásicos fenómenos revolucionarios. Desde la Revolución Francesa ha venido ocurriendo.

- Gente que luchó por sus ideales termina en la guillotina. ¿Hay presos?

- No, presos políticos no hay pero represión sí hay. Sobre todo hay contención social, control en los barrios, disuasión contra los que quieren salir a protestar a la calle.

- ¿Es como Venezuela?

- No se puede comparar con Venezuela en términos de represión...

- Pero es el mismo esquema...

- Control de los poderes del Estado. Ortega apoya al chavismo. Nicaragua estaba amarrado por el petróleo venezolano. Hoy perdió importancia como vínculo económico y político. Venezuela provee muy poco petróleo a Nicaragua. Conviene más ahora comprar en el mercado internacional pero la deuda financiera con Venezuela es gigantesca. Cuando se le antoje cobrarle a Nicaragua va a ser un verdadero descalabro para el país.

- Hay una estela de corrupción detrás, con seguridad... - Corrupción de todo tipo. Son como 8.000 mil millones de dólares en petróleo. Es un dinero que no está en los registros de las cuentas nacionales. Se gastó sin control...

- ¿Hay libertad de prensa?

- Hay un solo diario de oposición, La Prensa, hay un semanario, El Confidencial, que es de Fernando Chamorro que es de la misma familia de La Prensa. Este tiene el único programa de televisión independiente que se llama "Esta Semana" que se emite los domingos por la noche. Existe una radio, la radio Corporación. Y ahí paramos de contar, el resto responde al Gobierno.

- Una revolución perdida?

- Fue una gran esperanza en el comienzo de los noventa. Hubo acuerdos de paz en los demás países de Centroamérica en conflicto. Se cambió la naturaleza del poder político en El Salvador, en Guatemala también hubo cambios profundos.

- ¿Por qué Nicaragua?

- Primero, porque para la mayoría en el país era una prioridad derrocar a Somoza. Llegó un momento en que no había una alternativa de un cambio que no fuera a través de la violencia. Se habían agotado todas las posibilidades. Somoza no iba a salir a través de ningún proceso electoral democrático. Yo veía la revolución armada como una necesidad. Fue una verdadera necesidad. Fue una alternativa terrible que se pagó con la vida de tantos jóvenes. Luego, la Guerra de los Contras se produjo porque en determinado momento la Revolución perdió el consenso. Quiénes se oponían a la Revolución se sentían amenazados, sobre todo por la reforma agraria. La gente con mucho poder en el campo se sintió amenazada pero sobre todo los pequeños propietarios. Ellos no entendieron de que la cosa no iba con ellos y pensaban que si se expropiaba a los grandes, pues inevitablemente iban a terminar expropiados ellos. Ellos (los pequeños propietarios) se convirtieron en los líderes de la contra revolución. Esa fue otra gran tragedia que enfrentó a los nicaraguenses. La Guerra de los 80 se convirtió en una guerra verdaderamente campesina.

- Cuál fue el resultado...

- Más masacre, destrucción, muerte, centenares de miles de desplazados a Costa Rica, Honduras. El conflicto incendió Centroamérica. Al final tuvo una salida, el acuerdo de paz entre el sandinismo y los contras. Eso se resolvió a través de las elecciones de 1990 cuando ganó Violeta Chamorro. Eso derivó también en acuerdos en El Salvador como en Guatemala. Fue un momento de gran esperanza para Centroamérica. Las guerras civiles dieron paso a los acuerdos de paz. Se cambió la naturaleza del poder político en El Salvador, en Guatemala hubo cambios profundos también...

- ¿Por qué el interés de las grandes potencias en esos conflictos?

- Hay que tomar en cuenta la influencia cercana de Estados Unidos sobre Centroamérica y el Caribe. No es la misma influencia que ejerce en Sudamérica. Nosotros tenemos vecindad geográfica. Estaban las compañías mineras, bananeras norteamericanas. No se olvide de 100 Años de Soledad de García Márquez, donde se cuenta pasajes de la historia de la guerra bananera. Los Estados Unidos impusieron tiranías en todo el Caribe: Trujillo en República Dominicana, Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, Honduras. Cuando hacía falta intervenía los países militarmente. Posteriormente comenzaron a caer los dictadores. Cuba hizo alianza con la Unión Soviética. Le abastece de petróleo. Trajo la crisis de los misiles. Le abastece de materia prima y crea una gran dependencia de Cuba hacia la Unión Soviética. Cuando se produce la revolución en Nicaragua, es la Unión Soviética la que provee petróleo y armas a Nicaragua...

- Ahí convirtieron Centroamérica en un polvorín...

- Se convierte en un campo de la Guerra Fría, de disputa entre las dos potencias por un territorio que los Estados Unidos seguía considerando estratégico. Estaba el Canal de Panamá de por medio...

- Mirando en perspectiva, ¿la Revolución sirvió para algo a los nicaraguenses?

- En términos económicos abrió un espacio de oportunidades para que los nicaraguenses pudiera aspirar a una vida distinta. Se dio curso a demandas históricas del pueblo. Los cambios económicos se acabaron. Las tierras retornaron a sus antiguos dueños o a manos de nuevos dueños...

- ¿Los que se adueñaron de la Revolución?

- Sí, porque se hicieron ricos. La alfabetización volvió a remontar a sus niveles anteriores. Hoy, el analfabetismo vuelve a tener una cota muy alta. El 40% de la población vive con menos de 2 dólares diarios. El 80% del empleo es informal. La seguridad social está por quebrar. En el 2019 ya no habrá fondos para pagar las pensiones. Entonces, lo que hubo en el país fue un sueño.

- ¿Por qué la población sigue votando a Ortega?

- Ortega sigue teniendo respaldo de base, que es de alrededor del 35%. Eso es mucho pero no suficiente para decir que gobierna con el consenso de la mayoría. Lo que pasa es que los partidos de oposición no tienen el respaldo que requieren para hacerle frente. La gente perdió la fe en los políticos. Lo que hay es una hermosa masa, un 60 a 65% no opta por ningún partido aunque quisiera ver un cambio. Entonces esta gente vota con los pies, yendose del país. Más de la mitad dice que se quiere ir. Perdieron la esperanza...

- Teniendo intelectuales de jerarquía y renombre, ¿ustedes no tuvieron la influencia suficiente para instalar un rumbo que se respete hacia el ideal de bienestar que se propuso para que todos acompañen la Revolución?

- Al igual que en los demás países de América Latina, Nicaragua no fue diferente en la lucha entre las armas y las letras, entre los intelectuales y los que tienen el poder militar. El caudillismo militar es el que se impone. Es una mezcla de fuerza política, de mito hacia gente no preparada intelectualmente y en el que la gente cree que tienen la solución para los problemas. Consideran al caudillo como alguien que tiene casi un poder mágico para ampararlos. Ahora que Ortega plantea la construcción de un canal por Nicaragua, la gente lo que hace es apelar al imaginario colectivo. Se hace creer a la gente que ese canal es como una panacea a través de la cual el país va a solucionar todos los problemas económicos del país, traducido en carreteras, ferrocarriles y desarrollo sin igual...

- O sea, el caudillo introduce en la mente de la población un imaginario, una fantasía para mantener al pueblo subyugado en una ilusión...

- Caudillos como Ortega les ganan a los intelectuales al tocar la imaginación de la gente.

- O como Evo Morales, que acicatea la imaginación de los bolivianos con una salida al mar y mantiene una confrontación lírica con Chile...

- Desgraciadamente la gente ni está en capacidad ni tiene la información suficiente para analizar los pro y contra jurídicos, las posibilidades históricas si se podrá o no, si habrá oportunidad de que ocurra o no. Es como la ilusión que se creó para llevar adelante la Guerra del Chaco con el convencimiento de que el Chaco estaba lleno de petróleo. Fue un mito que movió a la gente como lo es el Canal de Nicaragua, la salida al Pacífico de Bolivia...

- Superan en imaginación a los intectuales...

- Exactamente, son más novelistas que los novelistas.

- Pero hacen mucho daño...

- Claro. Son capaces de mover a la gente a través de mito, del engaño colectivo. El caudillismo es precisamente eso, saber mover a la gente que está menos preparada, que tiene menos conocimiento...

- ¿Cuál fue el error, para usted, para que esta autopista de seis carriles que se abrió con esa Revolución vaya y termine en un precipicio?

- Los cimientos de un país no son las instituciones, respetadas, respetable, jueces independientes, control de gastos de las cuentas públicas, barreras contra la corrupción, poder legislativo verdaderamente autores de leyes sanas...

- Y no refugios de sinvergüezas...

- Claro. Entonces, qué pasa el caudillo se va haciendo cargo de todo. Terminamos como "yo el Supremo" de Roa Bastos.

- ¿Qué hizo Nicaragua para que tuviera tantos intelectuales de primera y que tuvieron su mejor inspiración en la dictadura?

- Si América Latina hubiera sido un continente de instituciones responsables, democráticas, bien asentadas, firmes, que todo el mundo respetara, que se hicieran respetar, donde no hubiera una ambición de los gobernantes de quedarse siempre. El que está en la Presidencia, lo ha hecho bien o lo haya hecho mal empieza a sentir que sin él el país se hundiría, que si no se queda "a terminar su tarea" el país se sumiría en el caos. Si no existiera eso, si no existiera la corrupción, si no existiera la compra de voluntades, de repartición de cuotas de poder, si todo no existiera en nuestro continente, los novelistas no íbamos a tener materia prima. Ibamos a vernos forzados a irnos con la novela a otra parte a buscar otros temas. En qué están basadas las grandes obras en América Latina, en esos fenómenos, en el poder abusivo, el autoritarismo, la permanencia forzada en el poder, eso es lo que hace la gran literatura latinoamericana. Y cuáles son las otras grandes anormalidades de la literatura: los exilios, el destierro, la emigración por razones económicas, el narcotráfico, la corrupción. Todos son temas de la literatura de hoy día. No he visto de manera colectiva porque la literatura no es una ciencia social sino es visto de manera individual, es decir, en el drama de la vida de los individuos, los seres humanos, cómo son afectados por estos fenómenos...

- La censura también hace que el intelectual haga esfuerzos para decir cosas que si lo dicen normalmente los meterían en problemas...

- Eso es del Siglo de Oro. El Quijote hay que leerlo entrelíneas. Cervantes tenía que escribir entrelíneas porque había mucha censura. En ese tiempo se producían las expulsiones de los moros. Entonces, cuando él habla del regreso de los moriscos...

- ¿Moriscos?

- Claro, había que decir las cosas con guantes de seda, de forma tal que no ofenda al poder político. Publicar una novela requería de un permiso del Rey o del Estado. El libro pasaba por la censura. Entonces, el ingenio estaba en decir las cosas entrelíneas...

- De ahí su nombre, "El ingenioso hidalgo..."

- Es la gran virtud que tiene la literatura...

- ¿Su experiencia durante Somoza fue así también?

- Por supuesto, había que saber decir las cosas para que pudiera pasar. Era un riesgo escribir...

- Llegó a tener problemas con la policía...

- Una y otra vez me capturaban en el aeropuerto. Me llevaban a interrogar...

- ¿Cuál es el tema central en sus obras?

- El poder en todas sus manifestaciones. Yo tengo una fascinación por el poder, por los mecanismos del poder, como un escrito ve el poder como fenómeno que se presta a la imaginación. Está presente en toda la literatura latinoamericana, desde Roa Bastos hasta (Rulfo). Fueron contemporáneos ambos. Roa expresa el poder de manera mayestática (imponente), todo lo que fue el poder supremo mientras que Rulfo lo expresa de manera rural, es decir, el poder del caudillo que tiene el poder de una comarca pero es el mismo poder, ejercido de manera absoluta. Los novelistas nos ocupamos de eso realmente.

- Hay una que se hizo una serie de televisión...

- Una. Se llama "Castigo divino" que se publicó en el 88. Un director colombiano hizo una serie de 14 capítulos. Es la historia de un envenenador. Está ambientada en los años 30 cuando Somoza asume el poder militar. Se trata de la lucha del poder militar con el poder civil que ya no cesaría en Nicaragua nunca. Tardé cinco años en escribir esa novela.

- Estando ya usted en el poder...

- Sí.

- Y ¿tenía tiempo para escribir?

- Lo sacaba. Escribía en las madrugadas. Cuando uno quiere escribir encuentra el tiempo. Hoy no hago más que escribir. A las siete y media de la mañana estoy sentado a la computadora y escribo hasta el mediodía. "Margarita está linda la mar" fue mi siguiente novela...

- ¿Por eso vino a alojarse en este hotel?

- Exacto. Esa obra ganó el Premio Alfaguara en 1998. Roa Bastos leyó esta novela. Es sobre la conspiración para matar a Somoza en 1956, el papa del Somoza que mataron aquí en Asunción.

- Asesinados el padre y el hijo siendo poder...

- La historia se repite. Otro hermano fue Presidente, Luis. Ese murió de ataque cardíaco.

- ¿Cuál es su último libro?

- Es "Sara", una recreación de la historia de Sara, la mujer de Abraham. Tengo una historia de carácter policíaco "El cielo llora por mí". En setiembre saldrá otro título que se llama "Ya nadie llora por mí". Es el mismo inspector fuera de la policía, convertido en investigador privado en la Nicaragua de hoy...

- En la de Daniel Ortega...

- Es un retrato de la realidad más bien, lo que pasa en el contexto de Nicaragua...

- ¿Un estado policíaco?

- La novela es la que lo explica...

- Con el cambio radical de la tecnología, escribir hoy para imprimir libros parece una aventura. Ya nadie quiere leer. El digital supera todo. Si se compran menos diarios, qué será de los libros...

- Son dos fenómenos distintos. La circulación de los diarios impresos ha venido disminuyendo. Eso es obvio. En un momento dado la impresión de libros disminuyó pero se detuvo y ha repuntado. El problema con los periódicos es que el periódico impreso ya dejó de dar noticias. Las noticias están al instante en el celular. El ángulo verdadero del periódico impreso va a estar en los grandes reportajes, en las investigaciones de fondo. Es lo que están haciendo en el The Washington Post y el The New York Times. Estos diarios están renaciendo de esta manera...

- Los temas muy trabajados...

- El presidente Donald Trump les está dando bastante tema: lo que el FBI o la CIA están haciendo. Ellos (los periódicos) tienen sus topos metidos ahí, y entonces eso interesa a la gente para comprar los periódicos. Pero bueno, los periódicos tienen de nuevo una ventaja, que tiene un ala en la tinta y otra en la multimedia.

- ¿Usted lee el impreso?

- Yo soy un gran lector de periódicos digitales porque oigo voces, veo imágenes, leo noticias, sé que están al día porque están cambiando las cabeceras permanentemente. Ese es el periódico del futuro.

- Y su producción personal, ¿no está en peligro en el impreso?

- Mire, yo soy un enamorado del libro impreso y del periódico impreso. Yo lo leo a la mañana, así como quiero tener un libro sobre la mesa y sopesar el libro, abrirlo, olerlo incluso cuando está nuevo...

- Pero su celular lo presiona constantemente con sus sonidos...

- Pero yo cuando viajo, en lugar de traerme un maletín de libros lo que traigo es una tableta. Esa es mi opción. Entonces puedo decir que soy un lector anfibio. Leo en papel y en digital. Me daría mucho pesar el fin del libro impreso. Probablemente no lo voy a ver. Pero eso no es importante porque eso es un instrumento de lectura.

- Claro. Lo importante es la lectura...

- El día que haya solamente libros electrónicos, lo importante es que se lea. Lo que no va a desaparecer y en eso yo estoy absolutamente seguro es la lectura de libros de imaginación. Leer invenciones es una necesidad del ser humano. Que a uno le cuenten un cuento, que le cuenten historias inventadas eso existe desde los albores de la humanidad y eso no va a terminar porque es la parte del mecanismo del cerebro. Hay grandes estudios científicos sobre eso. Entonces, la imaginación no va a desaparecer como tal ni los libros de imaginación ni la información científica...

- La tendencia cuál es. Como hay tanta oferta de lectura digital parece que hay menos tiempo de leer libros de larga duración...

- Un libro como Harry Potter tiene como 800 páginas. Un niño de 12 años lo lee. El problema no está en la extensión de los libros. El Conde de Montecristo o La Señora de París tenían de 800 a 1.000 páginas. El asunto es que la gente encuentre interesante leer o no ese libro, sea grande o sea pequeño. Eso depende del arte del escritor, de las habilidades del escritor. Un libro de 50 páginas puede ser aburrido y nadie lo lee. El escritor tiene que crear los ganchos necesarios para que el lector no abandone la lectura, sea esto en el formato de papel o en el electrónico. Siempre va a ocurrir lo mismo. Ahí está esta escritora italiana Elena Ferrante. Ella ha publicado una cuatrilogía, de 800 páginas cada una con un éxito de ventas en todo el mundo ("Dos Amigas")...

- Usted era vice presidente de Nicaraguay cuandon mataron a Somoza en Asunción. Se decía que el Gobierno revolucionario lo hizo matar...

- Se dijeron muchas cosas, aún que fue el régimen del general Stroessner. Se involucró a un periodista chileno (Mella Latorre), se autoatribuyó el ex jefe guerrillero argentino Gorriarán Merlo. Lo único que le puedo decir es que allá se celebró con mucho alborozo el hecho...

- Fueron todos combatientes en Nicaraguay, se decía...

- Es que había combatientes de varias nacionalidades. Fue como la Guerra Civil Española. Había chilenos, argentinos, venezolanos, colombianos, españoles, panameños, costarricenses, hondureños. Fue una Guerra que movió a todo el mundo.

- Hasta artistas, gente vinculada a la cultura. Había canciones famosas, las de SIlvio Rodriguez, Pablo Milanés. Se vibraba con Nicaragua...

- Nosotros sentíamos el apoyo internacional a favor de la Revolución...

- Y hoy, cómo lo recuerda, ¿con amargura por el desenlace autoritario que tuvo?

- No, con amargura no, con nostalgia. La nostalgia es natural en la medida en que le da crece, no? por los hechos decisivos que uno vivió en la vida. Yo nunca querría haber perdido la oportunidad de haber participado. Hoy me sentiría abrumado si me hubiese perdido la Revolución. Fue un hecho decisivo en mi vida. Haber estado en el exilio, lejos, o escribiendo novelas en Francia escuchando desde lejos que en Nicaragua triunfó la Revolución, me parece que hubiese sido triste. Yo creo que hice lo que debería haber hecho en ese momento. Yo me siento satisfecho por haber sido protagonista.

- ¿Por qué se involucraron los sacerdotes, estos que después tuvieron muchos problemas con la jerarquía de la Iglesia: Cardenal, D'Escoto? Parecían más revolucionarios que los comandantes. ¿Qué los transformó?

- No hay que olvidarse que entonces estaba recién venida esta concepción del compromiso cristiano con los pobres, la opción preferencial con los pobres...

- La Teología de la Liberación...

- Claro, proclamado en el Congreso de Medellín (1968). Nicaragua fue el primer laboratorio.

- Ya había antecedentes con Camilo Torres en Colombia o Helder Cámara en Brasil...

- Sí, y en Nicaragua se pudo ensayar la participación de muchos sacerdotes y monjas que empezaron colaborando con la guerrilla en los barrios y luego se comprometieron a fondo. Gracias a los curas, a los jesuitas, a los religiosos de colegios católicos, muchos jóvenes de la alta burguesía se incorporaron a las filas de la Revolución.

- Los religiosos hicieron como puente entonces...

- Exacto. Entonces, los grandes teólogos de la Liberación llegaron a Nicaragua, como Gustavo Gutierrez, Leonardo Boff y todos los demás. Ellos fueron decisivos para plantear este compromiso de los cristianos. Tuvieron mucha influencia en la Revolución...

- Pero no conmovieron a la jerarquía de la Iglesia...

- No. La feligresía siguió fiel a la autoridad de los obispos conservadores.

- Pero también porque dicen que los curas revolucionarios trataron de tergiversar los principios y la doctrina de la Iglesia...

- Yo creo que terminó siendo un fenómeno de minorías... Se hablaba mucho de una nueva Iglesia, una distinta. Yo creo que una Iglesia distinta fuera de la autoridad de los obispos, de la autoridad de Roma no hubiera prosperado mucho nunca...

- Se intentó hacerlo...

- No, yo creo que no. Ese planteamiento nunca se hizo. Yo creo que fue fruto de la contra propaganda. En esos tiempos había mucha propaganda y anti propaganda. Yo estoy seguro que no fue una idea de nadie de los que trabajaron para la Revolución.

- Hasta hoy se comenta bastante aquel incidente del papa Juan Pablo Segundo con (el sacerdote escritor) Ernesto Cardenal (entonces ministro de Cultura del Gobierno sandinista) en aquel acto oficial en Managua...

- Sí, se comentó en todo el mundo. Se publicó la foto. Ernesto (Cardenal) se arrodilló delante del Papa y él lo regañó...

- Le dijo que estaba obrando mal...

- Le dijo que tenía que volver a la Iglesia. Le dijo que tenía que obedecer a la Iglesia. (sonríe con ironía) Entonces, como la foto es muda, se hicieron muchas interpretaciones...

- ¿Usted estaba ahí?

- Claaro. Yo estaba al lado. Yo oí lo que le dijo: "Usted tiene que regresar a la Iglesia. Tiene que obedecer a sus superiores". Le dijo una cosa así. Fue un regaño.

- ¿Qué le contestó Cardenal?

- No contestó nada.

- Aquel primer gobierno fue una selección de primera...

- Era gente muy brillante. Los mejores del país estaban en el Gobierno. Estaba Violeta Chamorro, la viuda del periodista asesinado Pedro Joaquín Chamorro, Alfonso Robelo que era presidente de los empresarios. El canciller era el padre D'Escoto.

- Fue una Junta...

- Esa Junta funcionó un año. Entraron otros.

- Esa primera Junta ¿pudo haberle dado un sentido único sin retroceso a la Revolución?

- Era muy difícil. Era muy complejo. Había muchas tendencias. La fidelidad de los combatientes no era con la Junta sino con los jefes del Frente Sandinista. La Junta no tenía respaldo militar.

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