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“Se están construyendo bloques en los penales regionales para meterlos ahí. La cantidad que llega es impresionante”, manifestó Vera en entrevista con la 780 AM. Además de los que finalmente son detenidos y apresados, está pendiente una gran cantidad de órdenes de captura.
La única solución es distribuir a los presos en diferentes penales, contó el director de Institutos Penales. La realidad es que las penitenciarías están sobrepasadas, reconoció. Los dos penales de Emboscada tienen capacidad para 400 personas, pero se llega a 1.200.
En Tacumbú hay 2.500 presos, cantidad que a pesar de que sigue siendo importante, es producto de una “oxigenación” de la población penitenciaria de ese lugar, que hasta el año pasado, llegaba a 4.030, informó.
Por otro lado, se refirió a la ola de calor de los últimos días, que hace que sea prácticamente imposible estar en los penales, especialmente en uno de Emboscada. “El penal de Emboscada es un verdadero infierno. Está más o menos en un pozo. El calor es impresionante en ese lugar. Hace más calor que en Tacumbú”, dijo.
Los presos, hacinados en un lugar donde se debería trabajar por su recuperación y posterior reinserción, deben pasar el día en piezas que ni siquiera tienen ventiladores, indicó Vera. Sin embargo, esto tampoco sería una solución porque el lugar donde está construido el penal hace que se sienta más el calor, ya que está en una especie de pozo y sin árboles.