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“Estoy contento, por lo menos voy a poder estar con mi hijo”, fueron las primeras palabras de Patrón al salir de la audiencia con el juez Gustavo Amarilla, quien le otorgó el arresto domiciliario, informó Marcia Ferreira, periodista de ABC Color.
Pese a lograr salir de la cárcel, indicó que aún hay muchas batallas que pelear, como determinar quién dio la orden de matar a Rodrigo Quintana la madrugada del 1 de abril en la Casa de la Libertad, sede del PLRA, así como conseguir que sus correligionarios refugiados en Uruguay puedan volver “y seguir luchando para que la dictadura no se instaure en el Paraguay”.
Afirmó que su arresto es una cuestión política, al igual que el de los otros liberales procesados por la supuesta fabricación de bombas caseras, por ello -señaló- el gobierno uruguayo accedió a conceder el asilo político. “Vimos al Presidente (Cartes) pidiendo mi arresto con nombre y apellido”, expresó.
Explicó -una vez más- que él y sus compañeros no tenían bombas molotov, sino botellas de vinagre con trozos de tela adentro. Dijo que la idea era darle los pañuelitos a aquellos que llegaban y fueron víctimas de los gases lacrimógenos lanzados por la Policía durante las protestas frente al Congreso.
El juez Amarilla expuso que se dio cumplimiento a lo resuelto por el Tribunal de Apelación 1° Sala, que dispuso la concesión medidas sustitutivas, es decir arresto domiciliario, con control permamente de la Comisaría 3ª Metropolitana.