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El discurso final de este periodo legislativo del senador Jorge Dos Santos fue una dura autocrítica al Congreso Nacional y al sector político, que se encuentra altamente desprestigiado. Sostuvo que existe “un absoluto divorcio entre la clase política y la ciudadanía en general, que no se siente representada, y nadie parece hacer acuse de recibo de este mensaje” subrayó.
Pidió a sus colegas que pisen tierra y que noten la necesidad de “refundar” este país. “Quiero decirle, señor Presidente, que el pueblo paraguayo, con más de 2.000.000 en la línea de pobreza, clama y pide por nuevos representantes”, enfatizó.
También disparó duramente hacia los partidos políticos: “Las asociaciones políticas han perdido también las correas de transmisión para traer las necesidades populares y se han convertido en grupúsculos mafiosos que otorgan impunidad y cuyos representantes, muchos de ellos, dan verdadera vergüenza. Usan estos espacios para su inmunidad en la delincuencia común”, declaró.
Reconoció que los parlamentarios han llegado hasta los límites más profundos de la indolencia, lo que se ve, según enfatizó, en las decisiones tomadas en relación a los seguros, fiestas y el tráfico de influencia.
“Hay un pueblo hambriento, los indígenas están expulsados en las plazas. En mi zona del departamento de Caaguazú cada vez hay más mujeres viajando a Buenos Aires, más jóvenes viajando a San Paulo, dispuestos a trabajar en las fábricas de ropas falsificadas de orientales. En un país que se abre y se entrega a grupos de poder que replican esa situación de dominio, los ricos, los poderosos, cada vez más intocables y los pobres cada vez más pobres”, sentenció.