Pareja cumple 64 años de vida matrimonial

Doña Basilia Rolón y don Nicanor González cumplieron 64 años de matrimonio y, por tal motivo, sus familiares se reunieron para festejar tan significativo acontecimiento.

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Un 11 de febrero del año 1950 juraron amor eterno ante el altar de Dios en la iglesia de Pirayú, cuando tenían 20 años edad (don Nicanor nació el 30 de enero de 1930 y doña Basilia, el 14 de junio de 1929).

Ambos coinciden en señalar que tuvieron solo seis meses de noviazgo. Ella es natural de la ciudad de Itá, pero junto con sus familiares se mudaron a Pirayú, donde conoció a Nicanor.

"Tenía un trayecto de 500 metros nomás para hablar con ella porque se iba a la casa de su patrona y a veces se escondía de mí, pero yo insistía hasta conseguir lo que quería, que era casarme con ella", indicó don González ante la mirada siempre amorosa de doña Basilia.

Tanto la señora Basilia como don Nicanor manifestaron que "siempre hay discusiones de pareja, pero nunca problemas", porque primero está el dialogo, que es la mejor forma de evitar inconvenientes mayores.

Don Nicanor nos cuenta que desde los 12 años se dedica a la agricultura y, en la actualidad, no queriendo olvidar el pasado, se dedica a cultivar la huerta, "aunque che retyma rasyma" (aunque ya tengo dolores de la rodilla), indicó.

Trajeron al mundo cuatro hijas: Isidora, Máxima, Francisca y Elvira (esta última ya fallecida) y tienen 16 nietos y 30 bisnietos, pero aún no tataranietos.

El excesivo consumo de bebidas alcohólicas preocupa a don Nicanor, porque "en nuestra época no tomábamos bebidas alcohólicas. Ahora los jóvenes se pierden en los vicios", sentenció, para agregar que constantemente habla con sus nietos sobre el tema y que, gracias a Dios, siguen sus consejos.

Señaló además que su condición de hijo único de una madre soltera le obligó a trabajar desde la infancia, llegando a empuñar el arado a los 12 años de edad, pero agradece a quienes les enseñaron el camino correcto, cual es el de la honradez y el trabajo.

"Dios nos dio la tierra para trabajar; hay que cultivar", expresó.

En otro momento del diálogo, nuestro entrevistado expresó que hubo una época, allá por el año 1962, cuando las langostas arrasaron con los cultivos, generando la carencia de productos agrícolas y varios campesinos pasaron hambre ante esta situación.

Cuando llegó la revolución de 1947, de acuerdo a la versión de don Nicanor, fueron perseguidos por el Partido Liberal y huyeron a un cerro cercano a su casa, pero los revolucionarios bombardearon el lugar. Lograron escapar milagrosamente y ocuparon un cañaveral, pero de nuevo fueron perseguidos; se llegó incluso a prender fuego al sitio, de donde apenas salieron vivos.

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