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Fue lo reportado por Emilio Vera, paraguayo residente en Estados Unidos. “En este país existe mucha posibilidad de tener un crecimiento personal y económico, pero nada es fácil y más aún si se presentan situaciones climáticas que repercuten directamente en los trabajadores que dependen de la construcción”, lamentó.
Manifestó que mientras aguardan que la ola de frío polar se vaya despejando, varios compatriotas se reúnen en sus respectivos hospedajes y comparten deliciosas comidas típicas del Paraguay.
Para levantar energía y mantener cálido el cuerpo se sirven el caldo ava, albóndigas y vori vori. Pese al frío, no falta el tradicional tereré, manifestó el compatiota.
Dijo que en esa parte del país, los paraguayos residentes se respaldan y hasta son como hermanos. “Tratamos de cubrir las añoranzas con algunas distracciones de juegos, trabajo conjunto y permanentes reuniones”, resaltó.
Allí, los paraguayos tienen un famoso dicho: “Lo que no aprendiste en la vida, Nueva York te enseña”. Se refieren a la difícil situación en la que viven algunos, ya que no solo deben adaptarse a un régimen de vida diferente sino también a los avatares diarios climatológicos, explicó Vera.
Algunos de ellos deben caminar varios kilómetros, y en estos días de intenso frío las calles se ven desérticas y la ciudad está prácticamente paralizada. Todo se encuentra en silencio y en la calles los autos y los tachos de basuras cubiertos de nieve, y toneladas de hielo por todas partes, describió.
“Pero como el paraguayo es de lucha, cada día salimos para el trabajo, pero muchas veces retornamos cuando la nevada es muy intensa”, comentó.
Vera dijo que de lunes a viernes trabaja en la construción y los fines de semana se presenta en los restaurantes, ya que ejecuta la guitarra, canta y gana así algo de dinero extra. En donde actúa, siempre le acompañan varios compatriotas.