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El comisario Juan Chamorro compartió detalles acerca de este plan, en entrevista con Radio Canal 100. Contó que la mitad de los malvivientes estaban encapuchados y con armas de grueso calibre, ya que eran los que pasarían frente a las cámaras de seguridad. Cargaban una Mini Uzi y otras armas de 9 milímetros. Es decir, todo estaba fríamente estudiado para perpetrarse en cinco minutos.
El plan iba a desarrollarse rápidamente, dijo el jefe policial. Los asaltantes explosionaron el cajero del Banco Continental ubicado a un costado del supermercado España, sucursal sobre la calle Capitán Andrés Insfrán, esquina Puerto Pinasco. Afortunadamente, dos agentes policiales escucharon el estruendo y llegaron hasta el sitio.
Se acercaron al supermercado, siendo recibidos a tiros por los malvivientes e iniciándose así un intercambio de disparos. Los criminales redujeron al único guardia de seguridad en el lugar, Cecilio Galeano, que luego fue liberado durante el escape. A raíz de la balacera, el suboficial ayudante Horacio Torossi sufrió una herida de refilón; no obstante, lograron repeler a los criminales, que finalmente no lograron alzarse con el dinero. En total, dejaron esparcidos en el sitio unos G. 125.340.000.
Los atacantes llegaron al lugar en tres vehículos: una furgoneta de color blanco, un automóvil Subaru de color azul y una Toyota tipo Allex de color gris, que fue abandonada a siete cuadras del supermercado. Según los rastros dejados alrededor del cajero automático, los desconocidos utilizaron primero una barra de acero para forzar parte de la estructura frontal del aparato, para luego cargar el explosivo -presumiblemente en gel- que fue detonado.
La violencia de la explosión terminó por destrozar casi en su totalidad el aparato, que provocó que los billetes volaran en todas las direcciones. Se trata de un calcado modus operandi con el cual se realizaron numerosos ataques a cajeros automáticos en los meses anteriores.