“En Paraguay impera una cultura patriarcal y machista, que impulsa al hombre hacia los cargos públicos y relega a la mujer al ámbito privado. Esta cultura se traduce en las estructuras de los partidos políticos, especialmente en los partidos tradicionales”, expuso Taborga.
En el país, sólo un 7,6% de los cargos de las intendencias (alcaldías) son ocupados por mujeres, que representan al 22% de las concejalas en los municipios, según los últimos datos recabados por ONU Mujeres. Taborga aseguró que desde el año 2001 ha habido un crecimiento en el número de mujeres en puestos políticos, pero a un ritmo tan lento que serían necesarios 100 años para lograr la efectiva paridad entre hombres y mujeres en cargos públicos.
Según la representante de ONU Mujeres, el problema de la falta de representación femenina radica en que, si bien las mujeres son incluidas en las listas electorales, se introducen sus candidaturas en lugares en los que será difícil que salgan elegidas.
“En Paraguay se establece por ley una cuota del 20% para las mujeres en las listas electorales, y se observa que hay cerca de un 30% de candidatas. Sin embargo, las mujeres no suelen estar en los puestos preferenciales de las listas, que se siguen reservando a los hombres”, denunció. Taborga sugirió utilizar estrategias como la alternancia de sexos a la hora de conformar las listas de candidaturas, conocidas en otros países como “listas cremallera”.
“Las cuotas en Paraguay no están produciendo ningún resultado. La igualdad, con la presencia en las instituciones públicas de un 50% de hombres y un 50% de mujeres, es la única manera de llegar a una verdadera representatividad de la población”, argumentó.
Para lograr una mayor inclusión y representación femenina en las listas electorales de cara a las elecciones municipales del próximo noviembre en Paraguay, ONU Mujeres lanzó esta semana la campaña de concienciación “Más mujeres, mejor democracia”.
En ella participaron líderes de diferentes sectores políticos del país, como Lilian Samaniego, primera presidenta del Partido Colorado en sus 124 años de historia, la diputada Rocío Casco, del partido Avanza País, o Lilian Soto, principal referente del partido feminista Kuñá Pyrendá. Según Taborga, todas ellas coincidieron en criticar los “altos costes personales” que tiene para las mujeres asumir puestos de responsabilidad política.
Paraguay fue el último país de Sudamérica en aprobar el sufragio femenino, en el año 1961, y ostenta uno de las menores tasas de representación parlamentaria femenina de América Latina y el Caribe, con un 15% de mujeres senadoras y diputadas en 2014, según los últimos datos del Banco Mundial.