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La gran cantidad de lluvias caídas desde la mitad del mes de marzo hasta fines de mayo ha acumulado grandes superficies de agua en el Chaco. Aunque las inundaciones muchas veces no son profundas, constituyen una amenaza para muchos animales silvestres, que buscan tierra firme y en su huida aparecen en los caminos utilizados por vehículos con motor.
Los caminos, tanto terraplenados como asfaltados, son un refugio preferido para estos animales. En realidad, son también una trampa mortal. Los vehículos, cada vez más numerosos y más rápidos, atropellan cada día buena cantidad de animales silvestres, por ejemplo sobre la Transchaco.
En estos días observamos en un solo viaje nueve osos hormigueros, dos adultos y siete jóvenes, atropellados a lo largo de la Transchaco. Parece que no hay perdón para ellos, no pueden contra las grandes superficies de agua y la velocidad de los vehículos.
En algunas partes de la Transchaco ya existen carteles que avisan e instan al conductor a manejar prudentemente. “Este es mi hábitat”, dicen los animales en los carteles. Pero la advertencia no basta y los choques no cesan. La ruta sigue cobrando sus vidas día tras día, aunque cuando en muchos sectores ni siquiera es posible circular a alta velocidad, por los innumerables baches que hay.
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El mismo comportamiento de defensa del oso hormiguero u oso melero también constituye un problema, porque cuando se siente amenazado, se levanta y muestra su cuerpo y su fuerza para impresionar y se "olvida" de huir, lo que muchas veces paga con su propia vida.
Por eso es un animal silvestre clasificado como vulnerable. Su función resulta muy útil, porque se alimenta de hormigas y termitas, un gran problema en el campo.