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Jorge Servín, titular del Instituto Paraguayo del Indígena, se refirió a la falta de respuestas del ente ante el grupo de indígenas que soportan el frío y la lluvia durante hace algunos días en carpas instaladas frente a la entidad, sobre la calle Don Bosco Nº 745 entre Haedo y Humaitá, en Asunción.
Al tratar de justificar la falta de atención, el funcionario explicó que el Indi no posee infraestructura para ofrecer albergues, por lo que trata de recurrir a otras entidades del Estado, pero usualmente estas ponen todo tipo de argumentos para evitar recibirlos. “No es tan fácil, las excusas son muchas (a la hora de recibir a los nativos en los albergues)”, apuntó.
Indicó que inclusive se tocaron las puertas de los cuarteles de las Fuerzas Armadas en la capital, usualmente utilizados para los damnificados durante las crecidas, pero sin éxito alguno. “Era difícil que indígenas convivan con otra gente, entonces nos dijeron que no hay lugares”, manifestó.
Citó el caso específico de las instalaciones en Tacumbú, donde inclusive durante un tiempo el Indi tuvo oficinas, y donde igualmente no hubo acuerdo para trasladar a los nativos. “No es tan fácil porque se ve el comportamiento, que dejan todo sucio; las excusas son muchas”, refirió.
Servín aseguró que “nosotros soñamos con esos albergues, que se pueda habilitar por lo menos un lugar”. Garantizó que si cuentan con un espacio, “nosotros sabremos cómo abordar el trabajo y podemos lograr que ellos tengan un lugar digno”.
Insistió en la necesidad de contar con instalaciones para recibir a los nativos, ya que son periódicos los arribos a la capital en busca de soluciones a problemas y carencias en sus comunidades en el interior. “Queremos que tengan un lugar digno, aún con todas las vicisitudes y reclamos”, aseveró.
En otro momento, el titular del Indi se refirió a la actitud de algunos nativos que -aún si se consigue un albergue- se niegan a ser trasladados. Citó el caso de una resolución judicial que ordenaba que un grupo sea albergado en unas instalaciones en Luque, pero la disposición nunca pudo cumplirse debido a que los mismos beneficiados se negaban. “Cuando queríamos aplicar esa medida judicial, los indígenas adultos les decían a sus hijos 'corran, corran' y luego con mucha paciencia logramos que algunos acepten ser trasladados”, refirió.
Comentó que ante la actitud de quienes se resisten a ser derivados a los refugios, tratan de concienciarlos sobre el frío y la humedad que deben soportar sus niños en la capital, pero la respuesta es la misma: “Ápente ropytata (acá nomás nos quedaremos)”.
Al continuar con sus justificativos respecto a por qué hay nativos apostados frente al Indi de manera permanente, el titular del ente señaló que muchos son “avivados” que buscan obtener ayuda para posteriormente comercializarla nuevamente.
Citó casos en que los indígenas consiguieron víveres, que terminaron vendiendo y a las pocas semanas retornaron a Asunción en busca de más. “En algunos casos llevan sus mercaderías, venden y en 15 ó 22 días las mismas personas están frente al Indi”, manifestó.
Responsabilizó a los adultos de la exposición de los niños al peligro de las calles. “Obligan a sus hijos a mendigar en los semáforos mientras los adultos solo toman o tienen comportamientos poco adecuados”, sostuvo.
Servín consideró que “es difícil administrar todo esto” e insistió en que el Indi no tiene un albergue para evitar que los grupos permanezcan en la vereda mientras se llevan adelante los diálogos. Citó también la situación de varios nativos que llegan bajo efectos de drogas, mientras “nosotros no tenemos especialistas en tratamientos de adicciones y tenemos que convivir”.
En otro punto, Servín hizo referencia a un líder nativo específico: Tomás Domínguez. “Hay que correr el telón de quiénes son ellos; Tomás Domínguez es una persona conocida, que tiene su tierra comprada en Caaguazú en 2011, donde tienen casa, luz eléctrica y un proyecto de G. 440 millones, del MAG”, detalló. Comentó que aún con todos estos recursos, este dirigente llegó a Asunción hace unos días, durante la visita del Papa, en busca de chapas, colchones y kits de alimentos en cantidad muy superiores a la cifra de pobladores en su asentamiento.
Indicó que le llamó la atención la actitud del hombre, que reclamaba más y más ayuda cuando tenía millones asignados. “Teniendo un proyecto de G. 500 millones en su comunidad, me costaba entender qué le animaba a pedir más dinero”, refirió.
Comentó que esta persona fue una de las que se instalaron con una fogata frente al Indi, donde pidió G. 2 millones para retirarse. “Le dije que ni un centavo... Esta administración no da plata a los indígenas, salvo para pasaje y alimentación”, refirió.
Desde ayer el Indi fue objeto de todo tipo de críticas, debido a que se difundieron imágenes de nativos apostados frente al ente, expuestos al frío y la lluvia, apenas unos días después de la ida del papa Francisco. Durante la estadía del Sumo Pontífice en Paraguay, los indígenas fueron exaltados por el Gobierno. El titular del Indi insistió en que “nosotros nos preocupamos más que nadie (en los indígenas)”.