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“Un niño de dos años estando en su casa estaba consumiendo una mandarina cuando los padres lo encuentran todo negro, cianótico le llamamos nosotros en medicina. Le alzan y le llevan a urgencias del Hospital Regional, gracias a dios un pediatra bueno, entrenado, le intuba a la criatura, que estaba en paro respiratorio, y le envía rápidamente a Asunción”, relata al respecto el doctor Carlos Morínigo, exministro de Salud, en comunicación con ABC Color.
Comenta que le pusieron al tanto de que había una sospecha de que el niño haya aspirado un cuerpo extraño. “Le realizamos el análisis correspondiente y vimos que uno de los pulmones estaba cerrado y posteriormente, hizo una neumonía, la semilla pasó al izquierdo, lo obstruyó”, agrega.
En ese momento, el doctor le practica una broncoscopia, cuando detecta que la semilla estaba alojada en el lado izquierdo y el paciente ya se encontraba en estado delicado. “Después de unas horas un poco críticas, logramos extraer esa semilla”, apunta. Afirma que el niño no murió asfixiado de milagro, pero alega que ya se encuentra recuperándose en terapia.
Por ese motivo, hace un llamado a la ciudadanía a tener en cuenta que los niños de cero a cinco años son los que más están expuestos a aspirar cualquier tipo de elementos. “Vemos que en el interior se les dan muchas frutas, ya que ahora están las frutas estacionales como la naranja y la mandarina, que ellos chupan y en una de esas pueden pasar las semillas al aparato respiratorio, entonces hay que tener cuidado y sacarle todas las semillas”, enfatiza.
Acota que la mayoría de la gente le cuestiona que la semilla es muy chica para obstruir el aparato respiratorio, por lo que aclara el diámetro de tamaño que tiene la tráquea de los niños. “De 1 a 6 meses es 5 a 6 mm; de 6 a 18 meses es 6 a 7 mm; de 1,5 a 3 años es 7 a 8 mm; de 2 a 4 años 7 a 8 mm y de 4 a 6 años es de 8 a 9 mm”, posteó en su red social para hacer público el hecho y advertir a la ciudadanía.
Morínigo cuenta que tras el susto de ayer compró cuatro mandarinas y midió cada una de las semillas de mandarinas que quitaba. “La semilla de mandarina va de 3 mm a 10 mm de diámetro, entonces haciendo la comparación con la tráquea de los chicos, exactamente bloquea por completo la tráquea de un chico de cuatro años si va al pulmón, eso porque las tráqueas son pequeñísimas”, puntualiza.
Por eso recalca la importancia de supervisar a los niños cuando están comiendo por ejemplo no solo frutas con semillas sino pororó, maní o maíz. “El pororó es terrorífico porque si no muere, hace una neumonía terrorífica y es complicada la extracción del maíz del pororó”, reitera.
Finalmente referencia que estos casos se dan bastante a menudo con objetos plásticos que los niños llevan a la boca, por lo que insiste en la supervisión de los menores.