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El benemérito de la guerra era muy querido en la zona y hasta los últimos días recordaba las hazañas de los soldados paraguayos durante el enfrentamiento bélico desarrollado en el Chaco entre los años 1932 y 1935.
Don Medina amaba su uniforme verde olivo y lo usó hasta su muerte. También era un hombre muy religioso, por lo que rezaba a Santa Librada y a la Natividad de María, patrona de Guarambaré. Allí llegaba cada 7 de setiembre para cumplir con su promesa de tirar dinero desde la torre del campanario del templo.
Llegó a sargento 1º y durante la contienda tuvo dos heridas de bala, una en el pecho y otra en la pierna izquierda. Recibió la condecoración de la Cruz del Defensor. Este vivió y disfrutó del cariño de su familia y la comunidad toda y con su partida nos deja un legado de patriotismo y honestidad.