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En 1988, más de 200.000 hostias se prepararon para la visita del hoy San Juan Pablo II. “Hace 27 años fue más difícil porque las hostias se hacían artesanalmente, casi a mano”, dijo la madre superiora de las Carmelitas Descalzas de Paraguay, María Yolanda de Jesús, en entrevista con la agencia AFP.
Unas 15 monjitas de las Carmelitas Descalzas de Paraguay llevan semanas dedicadas a cocinar y almacenar al menos 500.000 hostias, que se distribuirán en las misas masivas que realizará el papa Francisco en la última etapa de su gira latinoamericana entre el 5 y 12 de julio.
Las hostias, de harina de trigo, de forma circular, de tres centímetros de diámetro, son fabricadas como en una panadería pero con equipamiento de última generación importado de Francia que acelera notablemente su confección.
Sentadas alrededor de una mesa grande y sin descuidar las oraciones mientras trabajan, las Carmelitas han ido dando forma a las planchas de este pan ácimo utilizando un promedio de 70 kilos de harina por día para lograr hasta 70.000 hostias diarias. Las hostias son luego apiladas en grandes bolsas de plástico, listas para ser transportadas a su destino.
Las autoridades eclesiásticas autorizan a muy seleccionadas congregaciones para elaborar el pan consagrado, cuyo origen se remonta a la festividad de la Pascua judía.
Las religiosas Carmelitas de vida contemplativa abastecen habitualmente a la mayoría de las iglesias de Paraguay y también algunas parroquias de países vecinos. Esta vez decidieron dar como ofrenda al Papa su trabajo para este evento, según explicó la madre superiora.
El Sumo Pontífice llegará a Paraguay el 10 de julio proveniente de Bolivia con previa visita a Ecuador, y el sábado 11 realizará una misa en Caacupé, a 50 km al este de Asunción donde está la basílica de la Virgen de los Milagros, la Patrona del Paraguay. Solo en esa ceremonia se espera un millón de fieles.
El domingo 12, el campo de Ñuguasú, próximo al aeropuerto internacional Silvio Pettirossi de Asunción, podría albergar entre 2.500.000 y 3.000.000 feligreses en torno al oficio litúrgico central.
Este último evento contará con creyentes procedentes de Argentina y de Brasil, estimaron portavoces del Arzobispado de Asunción al precisar que 3.000 ministros de la Comunión bajo 21 toldos o “Capillas del Santísimo” , distribuirán las hostias.
Las religiosas también fueron encargadas de confeccionar 50 mitras para los obispos que van a concelebrar con el Papa argentino.
Pero a una la consideran muy especial, la que desean que el Sumo Pontífice se ponga para la gran celebración y que ha sido elaborada con ribetes de ñandutí, un tejido de algodón hecho a mano, una tradición en el país.
Las Hijas de Santa Teresa de Jesús también confeccionan manteles y otros telares de protocolo que serán utilizados en el altar.
Ellas salen muy rara vez del convento salvo para eventos extraordinarios como es el caso de la venida del Papa, explicó la superiora.
Las 55 integrantes de la congregación, que forman parte de cinco conventos localizados en varios puntos de Paraguay tienen previsto asistir al encuentro central de Ñuguasú y a la reunión con los obipos en la Catedral de Asunción.
La presencia de las Carmelitas Descalzas en Paraguay data de 1951. Su principal referente es la hermana Chiquitunga, fallecida en 1959, quien se encuentra en proceso de beatificación por milagros que se le atribuyen.