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De acuerdo a un análisis realizado por la organización privada “Investigación para el Desarrollo” (ID) de los datos Encuesta Permanente de Hogares (2017) de la DGEEC, entre los motivos de inasistencia en primer lugar están las necesidades económicas de los jóvenes (sin recursos en el hogar, necesidad de trabajar)
El estudio hace notar las diferencias en los motivos de abandono escolar entre mujeres y hombres. Dice que el 16,8% de los varones señala como motivo la necesidad de trabajar contra el 4,6% de las mujeres. Para las mujeres, la principal razón señalada es “motivos familiares” (28,9%) contra un 11,7% de los hombres.
Estudios realizados sobre exclusión educativa muestran que los hombres buscan realizar trabajos remunerados, mientras que detrás de “motivos familiares” se encuentran en la mayoría de los casos el trabajo doméstico, de cuidado y el embarazo de niñas y adolescentes.
El análisis destaca como otro factor de abandono la distancia de la escuela, especialmente para las mujeres (9,3%). Otro tema muy llamativo es alto porcentaje de hombres (29,8%) y en menor medida de mujeres (15,5%) que responden que “no quieren estudiar”.
ID señala que, probablemente, detrás de esta última respuesta se encuentran los casos de fracaso escolar de niños que, tras haber sufrido situaciones de rezago, de repitencia, sobreedad, han sido catalogado como estudiantes de “mala conducta”. Es decir, han soportado un proceso de exclusión educativa que finalmente se traduce en el abandono de la escuela.
Agrega que para profundizar este análisis sería relevante examinar cómo afectan la pobreza, la zona de residencia, la lengua y otros factores a la exclusión educativa. Acota que, en general, se puede concluir que todavía operan mecanismos de expulsión de la escuela.
Por otra parte, el organismo insta a considerar los factores socioeconómicos y culturales que inciden en el abandono escolar. Al respecto, alerta que se necesitan “políticas integrales” que tengan en cuenta la situación de pobreza y pobreza extrema de una cantidad importante de jóvenes que se obligan a generar ingresos a través de una inserción precaria en el mundo laboral, lo que refuerza el círculo de pobreza y exclusión social.