“Mi Gobierno dará una atención especial a los pueblos originarios para que los bienes y servicios del Estado les permitan alcanzar una vida digna”, dijo en su cuenta social Abdo Benítez, con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1994.
Según datos oficiales, la población indígena de Paraguay asciende a unas 120.000 personas; el 76% de las cuales vive en situación de pobreza extrema, en su mayoría debido a que fueron desposeídas de sus tierras ancestrales durante la dictadura (1954-1989) y en la primera década de democracia.
Esa situación ha llevado a muchas familias indígenas a emigrar a los centros urbanos como Asunción, donde forman parte del paisaje de la pobreza de la capital. En ese sentido, la ONU alertó hoy de la difícil situación que viven en todo el mundo las poblaciones indígenas que emigran a áreas urbanas o que viven en zonas fronterizas.
Algunas comunidades indígenas eligen también Asunción para denunciar ante el Gobierno el expolio de sus tierras por parte de empresas o por colonos procedentes de Brasil. Así, la Plaza de Armas, frente al Congreso, estuvo ocupada durante siete meses por unas 35 familias Ava Guaraní que abandonaron el lugar el mes pasado tras un acuerdo con las autoridades.
Esas familias, de la comunidad Jetyty Mirí (Pequeño Palmeral), acamparon en ese lugar en protesta por el desalojo de sus tierras y la quema de sus casas, en la frontera con Brasil.