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El último domingo de enero se recuerda el Día Mundial de lucha contra la Lepra, recuerda el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.
Esta enfermedad puede manifestarse con la aparición de una o más manchas en la piel, en cualquier parte del cuerpo, de color más claro que la piel normal o rojizo o amarronado o violácea, acompañado de una disminución o pérdida de la sensibilidad al calor, dolor y al tacto. Pueden surgir escamas o edema en los codos, las manos, el rostro y las orejas.
La lepra es una afección infectocontagiosa causada por un microbio llamado bacilo de Hansen, con un largo periodo de incubación, la mayoría de las personas que entran en contacto con la bacteria no desarrollan la enfermedad. Esto se debe a que su sistema inmunitario es capaz de combatir la bacteria. En cambio, un 5% de la población posee susceptibilidad a contraerla.
Este bacilo se transfiere por las vías aéreas, al respirar o hablar. La lepra NO se transmite a través de un abrazo o un apretón de manos, ni a través del uso de toallas, el inodoro o por compartir cubiertos. El contagio se realiza mediante gotas de saliva que se expiden al hablar, toser o estornudar.
La lepra ataca normalmente la piel y los nervios periféricos. También puede afectar órganos internos como vasos, hígado, riñones, ganglios linfáticos, así como la mucosa de las vías áreas.El enfermo puede perder además, las cejas y pestañas.Si no se trata, la lepra puede provocar daños permanentes en los nervios de los dedos de los pies, las manos y los pies, incapacitando a la persona y hasta producir ceguera.
El diagnóstico de la lepra se realiza en cualquier servicio de salud. Para el efecto se dispone de personal capacitado que va a examinar la piel, medir la sensibilidad, evaluar los nervios y tomar muestras de linfa cutánea.
En caso de que se confirme el diagnóstico, el tratamiento deberá ser iniciado inmediatamente. Tanto el diagnóstico como el tratamiento se brindan de manera gratuita en los servicios dependientes del Ministerio de Salud. El tratamiento dura entre 6 meses a un año, dependiendo del tipo de lepra.